En medio de un panorama inmobiliario históricamente complicado, donde el acceso a la vivienda se ha convertido en un verdadero privilegio para gran parte de la juventud y la clase media, el economista Gonzalo Bernardos ha arrojado un rayo de esperanza.
En una entrevista reciente en el canal de YouTube ‘Libertad Sin Deudas’, Bernardos ha compartido un análisis optimista sobre el futuro próximo del mercado inmobiliario español. Desde hace años, el principal problema para millones de personas en España ha sido el elevado precio de la vivienda, tanto en régimen de compra como de alquiler.
Este contexto ha forzado a generaciones enteras a retrasar su emancipación o a convivir durante más tiempo con sus padres, algo impensable para quienes se independizaron en los años 80 o 90. Sin embargo, Bernardos cree que este escenario está a punto de cambiar, y lo argumenta con datos.

Mejores condiciones económicas y tipos de interés a la baja
El profesor de Economía de la Universidad de Barcelona ha comenzado su intervención destacando la buena salud macroeconómica del país. “España creció un 3,2% en 2024. Es una cifra muy positiva, y si el Banco Central Europeo no comete errores, los tipos de interés podrían cerrar el año en el 2%”, señaló.
Este dato es clave, ya que, con una rebaja de los tipos, se espera que los bancos comiencen a ofrecer hipotecas a tipo fijo en torno al 1,8%, lo que facilitaría enormemente el acceso al crédito para la compra de vivienda.

Menos exigencias por parte de los bancos
Además, Bernardos ha destacado un cambio importante en el comportamiento de las entidades financieras. “Los bancos van a ser menos exigentes en el perfil de los solicitantes de hipoteca, porque al bajar el tipo de interés ganan menos por cada euro prestado. La forma de compensarlo será concediendo más hipotecas”, explicó.
Este nuevo contexto favorecerá especialmente a los jóvenes y a las familias con ingresos medios o bajos, que hasta ahora no lograban cumplir los requisitos para acceder a un préstamo hipotecario. “Si las condiciones se mantienen, mucha gente podrá por fin decir que le salen las cuentas”, afirmó con contundencia.
Comparación con la burbuja inmobiliaria de 2008
Bernardos no esquivó los paralelismos con la crisis del 2008, pero matizó las diferencias esenciales. Aquel colapso, según él, se debió a un exceso de euforia bancaria: “Se concedieron préstamos prácticamente al perro, al gato y al periquito para que compraran una casa. La demanda era tan artificial que cuando estalló, todo se hundió de golpe”.
Esta vez, asegura, el mercado está más controlado, con una demanda real insatisfecha que podría estabilizar el crecimiento del sector sin que se reproduzcan los errores del pasado. De hecho, ha afirmado que “2026 tiene buena pinta”, y que si las políticas del BCE y el entorno macroeconómico se mantienen estables, podríamos ver un cambio estructural en el acceso a la vivienda.
Un cambio de tendencia realista
Bernardos ve con buenos ojos el rumbo que puede tomar el mercado si se consolidan las condiciones actuales. Además, apuntó que este ciclo económico podría suponer una oportunidad única para miles de jóvenes que hasta ahora no tenían opciones reales de independencia.
En tiempos donde el pesimismo suele acaparar los titulares sobre el acceso a la vivienda, Gonzalo Bernardos ha optado por ofrecer una lectura diferente: fundamentada en datos, consciente de los errores pasados, pero esperanzadora de cara al futuro.