El núcleo más cercano de los Reyes, formado por Felipe VI, Letizia, y sus hijas Leonor y Sofía, estrena este verano Marivent con una advertencia implícita dirigida al resto de la familia. Y Froilán de Marichalar, el nieto más mediático de los eméritos, ha sido el primero en recibírsela: debe marcharse antes de la llegada del núcleo oficial, o bien esperar a que ellos se hayan ido. La decisión provoca un nuevo capítulo en la brecha familiar y pone de manifiesto el control que Letizia ejerce sobre los espacios de la monarquía.
Aislamiento táctico: la orden por parte de Letizia
Desde que Felipe VI ascendió al trono, Marivent quedó reservado para un círculo muy íntimo: el rey, la reina, Sofía y sus hijas. Este año, sin embargo, el veto se ha endurecido. Letizia ha sido inflexible: ni primos, ni Marichalar, ni Urdangarin están autorizados a hacer acto de presencia mientras las hijas reales permanezcan en la residencia.
Froilán fue el primero en sentir el golpe: recibió la solicitud de abandonar el palacio antes de finales de julio, o bien permanecer a distancia hasta que finalice la estancia oficial.

Tensión crescendo: reacciones en el entorno familiar
Este veto no ha caído en saco roto. Froilán ha preferido mantener un perfil bajo, como confiesa su círculo, pero no le ha sentado nada bien que se le impongan restricciones en un espacio que históricamente visitaba con libertad. Victoria Federica ha recibido un aviso más difuso pero igualmente claro: mejor no coincidir. Y si decide retirarse, será por su propia voluntad antes de la llegada del núcleo central.
Mientras tanto, las infantas Elena y Cristina miran con reproche. Consideran que Letizia ha roto la tradición que llevaba generaciones cultivándose. Son ellas quienes acusan a la casa real anfitriona de orillar a sus hijos.
Sofía en medio: un intento de reconciliación frustrado
Es la reina emérita Sofía quien, una vez más, aparece como mediadora. Sus deseos de reunir a todos sus nietos chocan con la decisión del equipo real. Sofía mostró su pesar y defendió la posibilidad de encuentros más amplios en Marivent, pero su posición no ha sido suficiente para convencer al rey ni a la reina. Este episodio recuerda los choques de autoridad vividos dentro del Palacio de la Zarzuela, y refuerza la sensación de que la voluntad de Letizia pesa más que las tradiciones.

Unas vacaciones que salen caras
Marivent no solo es escenario de conflictos familiares. El palacio, propiedad de la Comunidad Autónoma de Baleares, requiere un mantenimiento mínimo de 30 000 € mensuales, solo en limpieza y agua, que ascienden aún más en temporada alta. Cada verano, los gastos se disparan por el incremento de visitas reales. Este año, el coste es especialmente sensible, pues coincide con una dinámica de exclusión familiar cada vez más evidente.
¿Un nuevo modelo de vacaciones?: Son Vent como refugio exclusivo
Dado el veto, Felipe y Letizia han recurrido a Son Vent, un espacio privado separado dentro de la finca de Marivent, para blindar por completo su intimidad familiar. Allí se han instalado discretamente con Leonor y Sofía, lejos de miradas indiscretas. Mientras tanto, la reina emérita se mantiene en el palacio principal, intentando sostener el vínculo con los primos apartados.