Mujer con vestido negro sentada en unas escaleras de mármol con una imagen borrosa en un círculo rojo en la esquina superior derecha.

La faceta desconocida de Bruno Farelo, hermano de Bad Gyal

Esta faceta desconocida te sorprenderá

Los Farelo son sinónimo de talento en Catalunya. Si bien el apellido ya era conocido desde hace años gracias al veterano actor Eduard Farelo, en la última década este linaje se ha convertido en una auténtica factoría de estrellas. Primero fue Bad Gyal, la mayor de cinco hermanos, quien irrumpió con fuerza en la escena musical internacional con su dancehall provocador y empoderado. 

Después llegaron sus hermanas pequeñas, como Mushka, una de las artistas catalanas más virales del momento, y recientemente también Greta Farelo, que ha presentado su primer EP. La familia es amplia y con perfiles muy diferentes, pero todos tienen en común algo: el arte corre por sus venas.

Lo que pocos sabían es que, entre las hermanas cantantes y el padre actor, hay alguien más en la ecuación: el único chico de los cinco hermanos, hasta ahora bastante alejado del foco mediático. No es que no tuviera talento, es que simplemente había preferido mantenerse en un discreto segundo plano… hasta ahora.

Porque durante las vacaciones de Semana Santa, el apellido Farelo volvió a dar que hablar por un evento nocturno que tuvo como protagonistas a todos ellos, incluidos sus padres. El nombre del evento, que ya ha sonado fuerte en redes sociales: Chapeo Fest.

La cantante Bad Gyal
Bad Gyal y, de fondo, la ciudad de Barcelona | ACN, XCatalunya

Chapeo Fest: la fiesta que encendió Barcelona

El pasado fin de semana, una sala del Eixample barcelonés fue testigo de una noche explosiva. Luces, visuales, DJs y decenas de jóvenes bailando sin parar al ritmo de reggaetón, dembow, trap y dancehall. Entre ellos, ni más ni menos que Bad Gyal —la reina del perreo nacional—, su madre Eva Solé —que se convirtió en la auténtica protagonista de muchos stories— y más miembros de la familia Farelo. Un ambiente relajado, diverso y lleno de energía que se consolidó como algo más que una simple fiesta: era claramente un evento con sello personal y familiar.

Las entradas se agotaron. El perfil de Instagram del evento, @chapeofest, anunciaba todo lo que se podía esperar: música urbana, libertad estética y una consigna clara: “actitud, estilo y cero reglas en la pista”. Con un coste de 12 a 15 euros por entrada (incluida una consumición), la noche se desarrolló en un ambiente inclusivo y divertido. La familia Farelo no solo asistió, sino que formaba parte del alma del evento.

La periodista Juliana Canet, copresentadora de Que no surti d’aquí en Catalunya Ràdio, fue una de las primeras en tirar del hilo: ¿quién estaba detrás de esta fiesta tan bien organizada y con tanta presencia del universo Farelo? La respuesta fue inmediata: amigos cercanos de la familia como Nil Virgili (fotógrafo habitual de Mushka) o Berta Permanyer (su estilista), pero también un nombre que sorprendió a muchos por su discreción hasta la fecha: el del hermano varón de las cantantes, Bruno Farelo.

Una mujer con cabello rubio corto y lacio, usando un vestido con detalles brillantes, con un emoji de aplausos superpuesto en la imagen.
Bad Gyal y unos aplausos a su izquierda | Instagram, XCatalunya

La sorpresa: Bruno, el organizador silencioso

Bruno Farelo, que nunca ha mostrado interés por los focos ni ha tenido un perfil mediático visible, ha demostrado tener una vena creativa y empresarial con mucho potencial. Y lo ha hecho desde las bambalinas, sin buscar protagonismo. Su papel en la creación y organización de Chapeo Fest lo posiciona como una figura clave en la consolidación de un nuevo espacio de ocio nocturno con identidad propia.

Bruno no canta, no actúa, ni sube vídeos virales. Pero tiene visión, capacidad de producción y —a la vista está— un don para crear experiencias únicas. Su faceta como organizador de eventos musicales y de entretenimiento lo convierte en la pieza menos conocida pero igual de esencial en esta familia de talentos.

Así, mientras sus hermanas brillan en el escenario, Bruno Farelo comienza a dejar huella con otra clase de arte: el de montar fiestas memorables. Y si la primera edición de Chapeo Fest ha sido una muestra, no hay duda de que vendrán muchas más.