Desde su traslado a Adelaide Cottage en 2022, tras dejar Londres, el Príncipe Guillermo y Kate Middleton han disfrutado de un refugio modesto y discreto. Sin embargo, coincidiendo con el inicio de una nueva etapa para la pareja—con su reinado futuro cada vez más presente— han comenzado a valorar un cambio de paraje.
Un vistazo al escenario de Fort Belvedere
Fort Belvedere es una joya neogótica construida en el siglo XVIII en Windsor Great Park. Aunque comenzó siendo un simple edificio ornamental, fue transformado entre 1820 y 1828 por Jeffry Wyattville en una residencia rural elegante. La fama le llegó con Eduardo VIII, quien la renovó profundamente en 1929‑32, instalando piscina, cancha de tenis, establos, calefacción central y baños en casi cada estancia. Fue allí donde firmó los papeles de su abdicación en 1936.
Hoy la finca abarca 59 acres, incluye tres casas auxiliares para el personal, estanques, jardines, pista de tenis y piscina, y está alquilada a inquilinos privados bajo la Corona.

La mudanza que todos comentan
Según fuentes consultadas por medios recientes, Guillermo y Kate consideran mudarse a Fort Belvedere porque sienten que “han superado Adelaide Cottage”. La casa actual, con cuatro dormitorios, se queda pequeña para una familia con tres niños - George, Charlotte y Louis. Sobretodo, considerando que George podría ingresar a Eton en breve, avecinando una nueva etapa escolar.
Además, resulta atractiva, puesta que Charlotte ama el tenis y el nuevo hogar dispone de pista ideal para ella. La privacidad, la amplitud y la cercanía a colegios ascendentes también pesan mucho en esta decisión.
Dudas de expertos y familiares
Aunque Kensington Palace no ha hecho ninguna confirmación sobre el traslado, la especulación está en manos de expertos reales. Jennie Bond ha expresado dudas. Aunque Fort Belvedere encaja con las necesidades familiares, también pone en tela de juicio el estilo de vida más cercano a la normalidad que Guillermo y Kate pretenden para sus hijos.

Desde el palacio real, fuentes aseguran que el Rey Carlos III no está muy convencido. Considera que restaurar esa finca requeriría millones de libras y lo ve como una extravagancia poco justificada cuando ya disponen de una residencia adecuada.
Por otra parte, The Times describe con detalle como de complicado les puede resultar mudarse a una propiedad de tal tamaño. Jeremy Langmead hace una comparación con su propia experiencia y habla de dolores de pies por recorrer el espacio. También alude a las pérdidas constantes de objetos y la abrumadora sensación de “demasiado grande para disfrutar”, incluso para alguien acostumbrado a la vida en un castillo.
Desde que dejaron Anmer Hall y Kensington Palace, Guillermo y Kate se han desplazado a varias propiedades reales con un enfoque familiar. Adelaide Cottage fue elegida por su comodidad y tranquilidad durante un periodo difícil marcado por el fallecimiento de la Reina Isabel II. A este, se le añadía el tratamiento oncológico de Kate, por lo tanto, la familia valoraba especialmente la privacidad. Ahora se avecina un período distinto y, con él, parece que también un nuevo emplazamiento moldeado para adaptarse a su día a día.