La Corona británica no gana para sobresaltos. Cuando parecía que las aguas volvían a su cauce tras meses de una incertidumbre asfixiante, un nuevo frente se abre en la ya de por sí tormentosa relación entre los Gales y los Sussex. La protagonista, de nuevo y muy a su pesar, es Kate Middleton.
La Princesa de Gales ha vivido un annus horribilis marcado por una delicada cirugía, un diagnóstico de cáncer y una oleada de teorías conspirativas que pusieron en jaque la credibilidad de palacio. Ahora, justo cuando empieza a retomar las riendas de su vida, se enfrenta a una acusación tan inesperada como cruel.
Una acusación que llega del entorno de Meghan Markle, con quien está totalmente distanciada. De hecho, nunca acabaron de conectar. Sus caracteres son muy diferentes. Pese a que ninguna de las dos proviene de la aristocracia, Kate Middleton siempre ha tenido muy claros cuáles son sus deberes dentro de la monarquía inglesa. En cambio, Meghan Markle quiso imponer sus propios criterios, generando graves conflictos familiares e institucionales.
Todo se rompió entre ellas en la boda de Meghan con el Príncipe Harry. Una discusión por el vestido de la Princesa Charlotte evidenció una realidad que hasta entonces había estado más o menos oculta.
La hiriente acusación que llega desde California
Mientras Kate Middleton gestiona su recuperación con una discreción y una fortaleza admirables, desde el otro lado del Atlántico parece haberse orquestado una nueva campaña de desprestigio. Según ha destapado el periodista experto en realeza Richard Eden en el Daily Mail, el círculo más cercano a Meghan Markle y el Príncipe Harry, conocido popularmente como el "Sussex Squad", habría comenzado a difundir un rumor malintencionado que ha caído como un jarro de agua fría en Kensington.
Estos seguidores acusan a la Princesa de Gales de ser "perezosa" y de utilizar su estado de salud como una excusa para eludir sus obligaciones institucionales. Un ataque frontal y despiadado que, según Eden, ha conmocionado profundamente a Kate, quien ha hecho un esfuerzo titánico por gestionar su enfermedad en la más estricta intimidad, protegiendo a su familia y a sí misma de la voraz presión mediática. La cautela con la que ha manejado su agenda ha sido, para estos críticos, una prueba de desidia en lugar de una muestra de prudencia.
La respuesta silenciosa y contundente de Kate
Lejos de entrar en una guerra de declaraciones, la respuesta de Kate Middleton ha sido su propia agenda. Su regreso a la vida pública, aunque gradual, ha sido una lección de compromiso y resiliencia. El punto de inflexión fue su reaparición en el Trooping the Colour el pasado junio, un gesto simbólico que tranquilizó a una nación preocupada. Sin embargo, ha sido en sus actos más recientes donde ha demostrado la falsedad de dichas acusaciones.
El pasado 2 de julio, la Princesa realizó una visita sorpresa al jardín del Hospital Colchester en Essex. Allí, no solo plantó un rosal en su honor, sino que compartió con otros pacientes su propia vivencia. Con una transparencia nunca antes vista, confesó lo difícil que es la etapa posterior al tratamiento. "Durante el tratamiento, uno se muestra valiente, estoico. Y cuando termina, piensa: 'Puedo seguir adelante', pero en realidad, la fase que sigue es realmente muy difícil", admitió.
Estas palabras, cargadas de vulnerabilidad, son la mejor defensa contra quienes la tachan de eludir sus funciones. Kate está redefiniendo su rol, escuchando a su cuerpo y priorizando su bienestar, como demostró al cancelar su asistencia al Royal Ascot. No es pereza, es una gestión inteligente y humana de una paciente oncológica que, además, es la futura reina de Inglaterra.
Un camino lleno de obstáculos y teorías
Este nuevo ataque se suma a la pesadilla que la Princesa vivió durante su ausencia. Recordemos que, antes de anunciar su diagnóstico en un emotivo vídeo, Kate fue víctima de las más disparatadas teorías. Se llegó a decir que su vídeo era producto de la Inteligencia Artificial, que usaba una doble para sus escasas apariciones o, en los rumores más crueles, que estaba en coma.
Aunque algunas figuras públicas, como la actriz Blake Lively, se disculparon tras conocer la verdad, la maquinaria del odio en redes sociales nunca se detuvo. Por eso, que ahora el ataque provenga del entorno de los Sussex resulta especialmente doloroso, reabriendo heridas que parecían empezar a cicatrizar en la fracturada relación familiar.