La familia monegasca vuelve a ser noticia. Charlene de Mónaco y el príncipe Alberto han protagonizado un gesto que no ha pasado desapercibido. Y que, además, seguro que ha dejado sin palabras a Alexandre Grimaldi, uno de los hijos ilegítimos del soberano.
El motivo no es otro que la forma distinta en que han tratado al joven en comparación con los gemelos Jacques y Gabriella. El comportamiento público de la pareja en las últimas horas ha generado sorpresa y comentarios en todo el principado.

Alexandre Grimaldi se topa con un gesto inesperado de Charlene de Mónaco y el príncipe Alberto
Charlene de Mónaco y el príncipe Alberto contrajeron matrimonio en 2011 y fruto de esa relación nacieron en 2014 los gemelos Jacques y Gabriella. Eso sí, él tiene dos hijos ilegítimos mayores que ha reconocido: Jazmin Grace y Alexandre Grimaldi. Y este último se ha quedado estupefacto con el comportamiento que su padre y la mujer de este han tenido con él hace unas horas.
Ayer, 24 de agosto, el joven celebró su 24 cumpleaños. Era una fecha especial, pero lo que encontró fue un vacío que no esperaba. Los soberanos monegascos no hicieron uso de las redes sociales oficiales del principado para felicitarle públicamente.
Lo llamativo es que con Jacques y Gabriella, los hijos que nacieron fruto del matrimonio aquellos, la situación siempre es distinta. Cada año reciben mensajes públicos de sus padres que recuerdan sus cumpleaños en las plataformas institucionales.

Este contraste ha generado un gran debate. Mientras los gemelos reciben un reconocimiento visible, Alexandre no obtiene el mismo trato. La diferencia ha dejado claro que no todos los descendientes del soberano gozan de la misma consideración en el plano público.
El silencio en torno a su cumpleaños no ha pasado inadvertido. En redes sociales, muchos internautas están comentando el tema, sorprendidos por la falta de un gesto mínimo hacia el joven. Para él, la situación debió ser especialmente chocante.
Charlene de Mónaco y la sombra sobre los hijos ilegítimos
La diferencia de trato no parece ser casual. Según distintos medios internacionales, Charlene de Mónaco nunca ha estado cómoda con la presencia pública de los hijos ilegítimos de Alberto. Ella considera que darles visibilidad podría afectar a la posición de Jacques, heredero al trono, y de su hermana Gabriella.
Este enfoque explicaría por qué ni ella ni su marido optaron por felicitar a Alexandre en el ámbito público. La prioridad de la princesa estaría en reforzar el papel de sus gemelos como figuras centrales de la sucesión y de la imagen del principado.
Cabe recordar que el príncipe monegasco reconoció al muchacho y a su hermana Jazmin Grace en el pasado. Ambos viven sus vidas lejos de las obligaciones oficiales, pero son parte indiscutible de la historia personal del soberano.

Lo ocurrido en este último cumpleaños ha puesto de manifiesto, una vez más, que el reconocimiento no es el mismo. El joven, pese a llevar el apellido Grimaldi y ser hijo de Alberto, no tiene cabida en la misma narrativa pública que sus hermanos gemelos.
El gesto, o más bien la omisión, ha generado titulares en Europa. No solo por la evidente diferencia de trato, también porque refleja las tensiones internas en una familia que, de puertas afuera, intenta mantener la unidad.
El trasfondo de una polémica constante
La historia de los Grimaldi está llena de episodios que mezclan tradición, escándalos y decisiones difíciles. El papel de Charlene de Mónaco es clave en la actual etapa del principado. Su actitud respecto a los hijos ilegítimos de su esposo siempre ha sido interpretada como distante y poco inclusiva.
Algunos analistas apuntan que la princesa busca proteger a Jacques y Gabriella de cualquier posible sombra. No quiere que el lugar del heredero, en particular, se vea afectado por comparaciones con Alexandre o Jazmin. La línea sucesoria, para ella, debe quedar intacta y sin fisuras.

Otros, sin embargo, creen que el silencio en el cumpleaños del joven demuestra una falta de sensibilidad. Argumentan que un gesto público no restaría importancia a los gemelos y, en cambio, mostraría una imagen más abierta y conciliadora de la familia principesca.
Lo que sí está claro es que Alexandre, a sus 24 años, ha vivido una experiencia amarga. Esperaba un reconocimiento que nunca llegó y que, en cambio, sus hermanos pequeños reciben año tras año. Un hecho que lo ha dejado sin palabras y que ha reforzado la percepción de un trato desigual.