Desde los pasillos centenarios del Palacio de Buckingham ha surgido un cambio discreto pero revelador en la manera de entender el protocolo real. El rey Carlos III ha decidido eliminar una tradición que llevaba casi un siglo vigente: la obligación de vestir de blanco en la pista privada de tenis de la Corte. Este gesto ha encendido el debate entre los más puristas y ha vuelto a poner en el centro del foco el afán del monarca por modernizar la institución.
El fin de una norma que pesaba desde Jorge V
La historia se remonta a 1919, cuando Jorge V impuso una condición estética e higiénica: todos los jugadores, incluidos miembros de la familia real y empleados del palacio, debían vestir completamente de blanco durante los partidos en la pista privada de tenis. El blanco entregaba una imagen inmaculada y ocultaba el sudor, lo que se consideraba un gesto de respeto a las normas sociales de la época.
Sin embargo, en los últimos días, Buckingham ha enviado una orden interna que suaviza esa regla. A partir de ahora, el blanco será solo “preferible” pero ya no obligatorio. Esta decisión ha levantado una ola de comentarios entre los tradicionalistas, que consideran este gesto como un paso demasiado osado. Pero lo cierto es que para muchos representa un soplo de aire fresco en la Casa Real, que hace tiempo busca adaptarse a los tiempos actuales.

Voces oficiales y ecos en redes
Aunque no ha habido una rueda de prensa formal, fuentes de Europa Press y CatalunyaDiari han confirmado que la orden es oficial y responde a la voluntad de Carlos III de aportar comodidad y libertad a sus invitados. Desde el entorno del palacio, se señala que el monarca no es un gran aficionado al tenis, pero sí aprecia la relevancia simbólica de este deporte, especialmente por la pasión que la Princesa de Gales, Kate Middleton, siente por Wimbledon, donde ejerce como patrona.
En Twitter y otras redes, varios usuarios han destacado este gesto como una muestra de una realeza más cercana. Algunos comentarios elogiaban la idea de permitir a los asistentes libertad de estilo, mientras que otros se preguntaban si esta relajación marca el inicio de una “reforma de normas” más amplia dentro de la Corte. Las publicaciones destacan que, si ya se ha cambiado la piscina por criterios de eficiencia energética, este paso en la pista de tenis confirma la nueva visión del rey.
Otras reformas con visión moderna
Hay que recordar que este gesto no llega de sorpresa. Desde el ascenso al trono, Carlos III ha apostado por equilibrar respeto a la tradición y responsabilidad contemporánea. Se ha sabido de ajustes en la temperatura de la piscina para ahorrar energía, reparaciones en la pista por seguridad y cierto impulso a vestimenta más funcional en actos oficiales.