Michu, conocida por sus batallas personales y su vínculo con la familia Ortega Cano, deja tras su fallecimiento un dilema que amenaza con agitar a dos clanes. La custodia de su hija Rocío. Con apenas 7 años, la pequeña hereda un conflicto legal y emocional cuyo desenlace sigue siendo incierto.
Su voluntad por escrito rompe esquemas
Según el periodista Kike Calleja, durante el programa Vamos a ver, Michu no solo expresó, sino que “lo dejó por escrito”, su deseo de que su hija fuera cuidada por José Ortega Cano en caso de que ella faltara. Este documento surge en un contexto delicado. En 2018 Michu sufrió una grave enfermedad cardíaca que le hizo replantearse su futuro como madre, y ante ello, quiso asegurarse de que Rocío tuviera un entorno estable y protector.
Tensiones entre la familia materna y paterna
La madre de Michu, Inma, ha hecho público su empeño: “La niña se va a quedar conmigo”, aseguró al llegar al tanatorio. Y reforzó su argumento con la cercanía y participación diaria que ha tenido en la vida de su hija, cuidándola mientras su hija estaba ingresada o repuesta.

En cambio, por el lado paterno, Amador Mohedano admite que su deseo sería que la niña permaneciera con el clan Ortega Cano, por ofrecerle “un colegio mejor, una vida mejor”. Mientras tanto, José Ortega Cano ha preferido mostrarse equidistante, apelando a que todo transcurra “día a día”, sin aludir directamente al escrito de Michu.
Situación legal
Legalmente, la patria potestad recaería en el padre, pero José Fernando está incapacitado judicialmente por problemas psiquiátricos que viene arrastrando desde hace más de una década.
Las expertas en Derecho de Familia consultadas por El Español coinciden en que, en este caso, se abriría un procedimiento judicial para determinar la tutela, siendo la abuela materna o el abuelo paterno los más probables candidatos.

El supuesto testamento ológrafo donde Michu expone su voluntad se valoraría como prueba, aunque deberá cumplir con formalidades notariales o ser evaluado por el juez.
Contexto y reacciones públicas
Michu, a los 33 años, falleció el pasado 7 de julio por complicaciones cardíacas. Las tertulias, encabezadas por figuras como Joaquín Prat, han mostrado su preocupación por mantener un tono respetuoso, evitando críticas hirientes sobre la vida personal del entorno. Mientras tanto, redes sociales se han convertido en un eco de condolencias y pedidos de privacidad para la niña, pidiendo prudencia en un tema tan delicado.
El futuro de Rocío pende entre la abuela que la ha criado y el abuelo al que su madre confió responsabilidades. En los próximos días, se sabrá si la estabilidad emocional prima sobre la herencia legal. Michu dejó por escrito que su hija fuera criada por Ortega Cano, pero su familia materna afirma que se queda con la niña. Legalmente, la madre materna y el abuelo paterno disputan la tutela, y un juez tomará la decisión oficial, ponderando el bienestar de Rocío.