La familia del presidente ha vuelto a estar en el centro del debate público por sus vacaciones estivales. Esta vez, la atención no se ha centrado en un destino inusual, sino en una residencia oficial que ha generado comentarios. El lugar en cuestión está vinculado a la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, y ha sido utilizado en varias ocasiones por el matrimonio presidencial.
Se trata del Palacio de La Mareta, una residencia situada en Costa Teguise, en la isla de Lanzarote. Aunque pertenece a Patrimonio Nacional, su uso ha sido reservado para altas personalidades y figuras del Estado. Desde hace años, Pedro Sánchez y su mujer se han alojado allí de forma recurrente.

Este complejo fue construido por orden del rey Hussein de Jordania a finales del siglo XX. Nunca llegó a usarlo personalmente, pero su hijo sí lo ocupó tras contraer matrimonio. En 1989, el monarca lo cedió al rey Juan Carlos I, quien posteriormente lo donó al Estado español.
El palacio que cedió el rey emérito, ahora refugio de Pedro Sánchez y su mujer
Desde entonces, el palacio ha estado destinado al uso institucional y protocolario. En 2015, se asignó su gestión al Ministerio de Turismo para promover los intereses del país. Aunque está a disposición de visitas oficiales, también ha sido utilizado por la familia Sánchez-Gómez como refugio vacacional.
Las estancias del presidente en La Mareta nunca han sido acompañadas de declaraciones públicas. Tampoco ha habido muestras de agradecimiento hacia el rey emérito, pese a que la propiedad fue cedida por él sin contraprestaciones. Esta ausencia de reconocimiento ha sido especialmente llamativa en un contexto político marcado por la crítica hacia la monarquía.
Así es La Mareta, el exclusivo complejo que acoge a Pedro Sánchez y Begoña Gómez
La Mareta es una residencia de alto valor simbólico y estético. Fue diseñada por el artista César Manrique, quien integró elementos típicos de la arquitectura canaria. Destacan las paredes blancas, los techos planos y los balcones de madera, que se combinan con jardines, piscinas y acceso directo al mar.

La propiedad ocupa una superficie total de más de treinta mil metros cuadrados. Tiene diez bungalows, zonas ajardinadas, un helipuerto y un estanque. Su mantenimiento ronda los diez mil euros mensuales, según publicó el diario ABC.
Un escenario de visitas oficiales y un refugio privado para la familia Sánchez
Por este enclave han pasado personalidades de distintos países en visitas oficiales. Pese a su función pública, ha sido utilizado también como destino privado por la familia de Pedro Sánchez. Esa dualidad entre espacio institucional y uso personal ha reabierto el debate sobre la transparencia en el uso de bienes del Estado.
El uso continuado de esta residencia oficial por parte de Begoña Gómez no ha pasado desapercibido. Su exclusividad y las condiciones privilegiadas en las que se disfruta han generado críticas y comentarios. Ese acceso ha vuelto a poner el foco sobre un espacio que combina lujo, historia y silencio institucional.