Hombre con saco rojo y reloj inteligente mirando pensativo mientras a su lado aparece un símbolo de mano levantada dentro de un círculo de prohibición sobre fondo rosado

Aviso urgente de Xavier Sala-i-Martin a sus seguidores: 'No lo hagáis'

El economista advirtió de una actividad ilegal con su nombre de por medio

El auge de internet y las redes sociales ha disparado la aparición de estafas digitales. Cada día, miles de usuarios reciben anuncios que prometen dinero rápido, cursos milagrosos o inversiones con beneficios inmediatos. El denominador común es siempre el mismo: aprovechar la confianza y la falta de información de los usuarios para quedarse con su dinero.

Estos fraudes suelen estar muy bien diseñados. Los delincuentes utilizan imágenes atractivas, testimonios falsos y páginas que imitan a plataformas oficiales. Incluso llegan a patrocinar anuncios en redes sociales para ganar mayor credibilidad. La técnica es sofisticada, pero el objetivo final es simple: captar víctimas de forma masiva.

Los estafadores cada vez recurren más a la suplantación de identidad de personas conocidas. Economistas, médicos, influencers o presentadores de televisión aparecen en anuncios que nunca han autorizado.  Así, los criminales aprovechan el prestigio y la confianza que generan estas figuras públicas para reforzar su engaño.

Hombre con saco rojo y camisa negra sentado en un set de televisión con una imagen circular de una pareja de ancianos de espaldas en la esquina superior derecha y una flecha blanca señalando hacia la imagen
Sala i Martín reflexiona sobre la tercera edad | TV3, XCatalunya

El caso que salpica a Xavier Sala i Martín

En las últimas horas se ha conocido un nuevo ejemplo de este fenómeno. El economista Xavier Sala i Martín ha denunciado que su nombre e imagen han sido utilizados en una estafa difundida en Facebook. Los delincuentes promocionaban un curso titulado “Tiempo de riqueza”, presentado como una formación impartida por el propio profesor.

El supuesto curso se ofrecía por trece euros, con la promesa de enseñar fórmulas rápidas para hacerse millonario. Además, anunciaban que las primeras cien plazas eran gratuitas. En realidad, nada de eso era cierto. Sala i Martín alertó de inmediato: “¡Estafa! No os apuntéis, ni invirtáis dinero”, advirtió públicamente.

Un hombre con chaqueta rosa y un jugador de fútbol celebrando frente a un estadio.
Sala i Martín y Vinicius en un montaje | YouTube, TV3, XCatalunya, Real Madrid

La advertencia más contundente del economista

El profesor universitario dejó claro que él no tiene nada que ver con esa campaña. “Los estafadores han utilizado mi nombre ilegalmente”, aseguró en redes sociales. Además explicó que estos anuncios fraudulentos no enseñan a invertir ni devuelven ningún dinero prometido. Todo forma parte de un plan para robar dinero y datos personales a los usuarios.

La estafa se publicaba como contenido patrocinado en Facebook, incluyendo imágenes y caricaturas del propio economista. Para acceder al curso, los usuarios eran redirigidos a un canal de WhatsApp donde debían introducir información personal a través de un formulario. Según Sala i Martín, ese es precisamente el paso que jamás debe darse.

Una llamada a la precaución

El caso demuestra hasta qué punto los delincuentes aprovechan el prestigio de figuras reconocidas para dar credibilidad a sus engaños. Sala i Martín insistió en que nunca ha ofrecido cursos milagro ni ha pedido dinero a través de anuncios en redes sociales. La única forma de frenar estos fraudes es no hacer clic, no introducir datos y denunciar.

Cada vez más expertos coinciden en que la educación digital es clave. Verificar las fuentes, desconfiar de las promesas de dinero fácil y revisar la autenticidad de cualquier anuncio.

La voz de alerta de Sala i Martín

El mensaje final del economista es claro y directo: no registrarse, no enviar datos y no invertir en estos supuestos cursos. Su denuncia debería servir como ejemplo para que otros personajes públicos hagan lo mismo. Solo así se podrá frenar una práctica que, lejos de desaparecer, crece cada día.

La lección es evidente: si algo parece demasiado bueno para ser verdad, probablemente sea una estafa.