La paz entre los Sussex y la Casa de Windsor siempre ha parecido un castillo de naipes, delicado y a punto de derrumbarse con el más mínimo soplo de aire. Tras años de entrevistas explosivas, documentales reveladores y una biografía, "Spare", que sacudió los cimientos de la monarquía, un tenso silencio se había instalado.
Sin embargo, en los círculos cercanos a la realeza, se respira un aire de aprensión, pues el capítulo más temido podría estar aún por escribirse, y esta vez, la pluma la sostendría Meghan Markle.
Desde que la pareja se estableció en California, han explorado diversas facetas profesionales, desde la producción de contenidos para Netflix hasta el lanzamiento de la nueva marca de estilo de vida de Meghan, American Riviera Orchard. Pero un fantasma recorre los pasillos de Buckingham: la posibilidad de que la Duquesa de Sussex decida contar su propia versión de la historia en unas memorias que harían parecer un cuento de niños a las revelaciones de su marido.

El As bajo la manga de la Duquesa
La idea no es nueva, pero ha cobrado una fuerza inusitada en los últimos meses. Expertos en la casa real británica, como el periodista Tom Bower, han avivado el fuego asegurando que Meghan está trabajando en un libro que sería "veneno puro". Si las memorias del Príncipe Harry, "Spare", ya provocaron una reacción de estupor y enfado en la Familia Real, lo que podría desvelar Meghan se considera una amenaza de un calibre muy superior.
Ella no es "sangre real", sino una observadora externa que fue catapultada al núcleo de la institución y que, según sus allegados, documentó cada desplante, cada conversación incómoda y cada promesa rota.
Fuentes cercanas a la exactriz afirman que este libro sería su póliza de seguro definitiva, un "arma" que solo usaría si se sintiera acorralada. Contendría detalles íntimos sobre sus interacciones con miembros clave de la familia, incluyendo posibles nuevas acusaciones que podrían dañar de forma irreparable la imagen de una monarquía que lucha por modernizarse mientras enfrenta sus propias crisis, como los problemas de salud del Rey Carlos III y Kate Middleton. La amenaza es clara y directa: si la presión sobre ella y su familia no cesa, está dispuesta a pulsar el botón nuclear.

Buckingham en alerta máxima
Oficialmente, el palacio mantiene su política de "nunca quejarse, nunca explicar". No ha habido ni habrá un comunicado sobre rumores. Sin embargo, el silencio es, en este caso, ensordecedor. La publicación de "Spare" ya les enseñó la magnitud del daño que una narrativa personal y sin filtros puede causar. Según el experto real Robert Hardman, la sola elección del título del libro de Harry fue recibida en la corte como un vendaval procedente del otro lado del Atlántico. Ahora, la perspectiva de una segunda tormenta, posiblemente más virulenta, tiene a los asesores de palacio en un estado de alerta máxima.
El temor no es infundado. Meghan tiene mucho menos que perder que los Windsor. Mientras ella ha construido una vida independiente en Estados Unidos, la monarquía británica depende de una imagen de estabilidad, tradición y deber que podría verse fatalmente comprometida.
Cada nuevo proyecto de Meghan, desde sus programas en Netflix hasta su reciente marca, se analiza con lupa en busca de pistas, pero la verdadera preocupación reside en ese manuscrito que, de ver la luz, podría redefinir para siempre la percepción pública de la Familia Real.