Robert Lewandowski tuvo un impacto significativo en el Barça desde su llegada, convirtiéndose en una pieza clave en el engranaje del equipo de Xavi Hernández. Su impresionante capacidad goleadora fue crucial para obtener la primera Liga del Barça en la era postMessi; no solo fue el máximo goleador del equipo y se convirtió en el pichichi, sino que también demostró ser un jugador versátil que ayudaba en la creación de juego.
Su experiencia y visión en el campo permitieron que sus compañeros se beneficiasen de su presencia, generando espacios y oportunidades para los extremos y centrocampistas del equipo. Además, Lewandowski se ha convertido en un líder en el vestuario, lo que lo convierte en un pilar fundamental para el Barça en la búsqueda de títulos.
Su fichaje revitalizó al club y significó un golpe encima de la mesa en el mercado tras unos años oscuros derivados de la mala etapa económica que atravesaba el club. Todo ello elevó las expectativas de los aficionados y devolvió la ilusión. Por otra parte, su habilidad para presionar a la defensa rival ha beneficiado a la dinámica del equipo, fomentando un estilo de juego más agresivo y con una presión colectiva.
Pese a ello, los años pasan y pudimos ver cómo su rendimiento decaía en la pasada temporada, donde no solo vimos una faceta menos goleadora, sino que también una versión que no tenía el físico como para presionar como el equipo necesitaba. Xavi viendo la situación, pensó que lo mejor era que el club blaugrana y el polaco separarán sus caminos. Una decisión que era difícilmente asumible por diferentes razones.
Una petición imposible de Xavi
La primera razón es la voluntad del jugador, Robert Lewandowski y su mujer, Anna Lewandowska, se encuentran muy a gusto en la ciudad condal, lo que dificultaría enormemente cualquier posibilidad de salida. Mientras que el sueldo también se considera un factor importante. Debido a que el sueldo del delantero se ha ido incrementando con el paso de los años y en el momento que se encuentra de su carrera, resulta difícil pensar en ningún otro club que se lo pueda permitir y que vaya a competir por títulos ofreciéndole un rol igual o superior al que le da el Barça.
La única posibilidad podría ser Arabia, un destino que el delantero blaugrana no se plantea. Finalmente, la última razón que le cerraba la puerta al polaco era la directiva.
El fichaje fue un fichaje que gustaba a Xavi, pero en el que tuvo bastante peso la directiva, lo que significa que si lo vendían a los dos años por mucho menos de lo fichado y con una ficha difícilmente asumible podría ser considerado como un fracaso de la junta.
Xavi no se rendía
Aún así, Xavi insistió que si querían competir debían empezar presionando desde la delantera y traer otro delantero contrastado ya que Lewandowski no está en la edad óptima para ejercer esa presión. Su delantero favorito para sustituir a Lewandowski no era otro que Darwin Núñez. Finalmente, este choque de ideas entre Xavi y la directiva solo fue un granito más que acabó desencadenando en la montaña que provocó que Xavi Hernández se despidiera del club de sus amores pese haber sido ratificado poco antes.