Lamine Yamal ha cumplido 18 años y con su mayoría de edad ha llegado también el reconocimiento definitivo: el FC Barcelona le ha entregado el dorsal número 10. Ese número mítico, que llevaron leyendas como Leo Messi, Ronaldinho o Romário, será suyo a partir de la próxima temporada.
Pero en medio de los elogios por su renovación hasta 2031 y su ascenso simbólico dentro del club, el joven jugador también ha sido el centro de críticas por una fiesta de cumpleaños que ha generado debate en los medios y en redes sociales.
Durante el acto posterior al anuncio de su renovación, Yamal quiso responder sin rodeos. Ante la pregunta de un periodista catalán sobre su vida privada, el delantero mataronense pidió contestar en castellano: “Cuando estoy fuera de la ciudad deportiva, disfruto de mi vida”, zanjó.

A pesar de las comparaciones inevitables con otros ídolos que llevaron ese dorsal, el futbolista insiste en que no pretende imitar a nadie. “Todo niño sueña con llevar el 10”, afirmó, reconociendo la emoción que le produce este nuevo reto. También dejó claro que su objetivo es tener una carrera larga en el Barça.
Críticas que no le afectan
Las últimas semanas han sido intensas para Yamal. Tras hacerse pública su fiesta de cumpleaños, algunos sectores lo criticaron duramente por detalles como la presencia de personas con acondroplasia contratadas como animadores. Incluso el Gobierno español llegó a anunciar que investigaría la celebración por posible discriminación.

Su respuesta ha sido contundente: “La crítica y el elogio, si no vienen de mi familia, me son indiferentes”. Con esa frase, el delantero dejó claro que sabe proteger su espacio personal y que no piensa dejar que el juicio público le condicione su forma de vivir. Las palabras, sin duda, también encierran un mensaje a quienes lo quieren desestabilizar.
Una carrera meteórica
Yamal ha vivido un ascenso vertiginoso. A los 16 ya marcaba goles en Clásicos ante el Real Madrid. Ahora, con 18 recién cumplidos, se ha convertido en la imagen del presente y futuro del Barça. Su renovación hasta 2031 no solo asegura su permanencia, sino que lo consagra como proyecto de líder del equipo.
El club lo sabe y ha querido blindarlo con una cláusula astronómica, conscientes de que su talento ya atrae la mirada de los grandes de Europa. Pero Yamal ha dejado claro que su prioridad es el Barça. Es donde se formó, donde creció y donde quiere triunfar.
Otro detalle que no ha pasado desapercibido es su elección de responder en castellano a una pregunta en catalán. Algunos lo han interpretado como desinterés por la lengua del país que lo vio nacer. Otros, como un gesto de comodidad personal. Lo cierto es que Yamal vive entre dos mundos lingüísticos y culturales.
El futuro ya es suyo
Lamine Yamal no es un jugador cualquiera. Es un símbolo de renovación, de talento y de carácter. Llevar el 10 no será fácil, pero todo indica que tiene la fuerza para hacerlo con dignidad. Y si algo ha dejado claro esta semana, es que sabe dónde empieza el terreno de juego… y hasta dónde llega su libertad personal.