El arranque de temporada del Barça ha estado marcado más por la tensión extradeportiva que por el fútbol desplegado en el césped. Con siete puntos de nueve posibles, el equipo se mantiene en la parte alta de la clasificación, pero las sensaciones de dominio y confianza no son las mismas que antaño. En ese contexto, las declaraciones de Hansi Flick sobre los egos en su plantilla han generado una tormenta mediática que no cesa.
Josep Pedrerol, presentador de El Chiringuito, fue especialmente duro en su valoración de las palabras de Flick. Aseguró que un entrenador debe, ante todo, convencer al vestuario. Para el periodista, si el técnico percibe que Lamine Yamal se siente crecido con solo 18 años, debe hablar directamente con él. Si el problema es con Raphinha, debe hacer exactamente lo mismo. Lo que Pedrerol cuestiona es el recurso de exponer públicamente a los jugadores en una rueda de prensa. Con esto considera que rompe la confianza interna y genera grietas innecesarias en un grupo.
Comparaciones con finales turbulentos en Madrid
Pedrerol fue más allá y comparó la actitud de Flick con episodios vividos en el Real Madrid con técnicos de prestigio. Recordó que Carlo Ancelotti y José Mourinho terminaron sus etapas en el club blanco después de recurrir al método de señalar futbolistas en público. Según el presentador, esos precedentes deberían servir como advertencia, ya que una estrategia de desgaste tan temprana suele tener consecuencias negativas en la dinámica de un vestuario grande. Para él, Flick ha arriesgado demasiado al lanzar ese mensaje en apenas la tercera jornada de Liga.

La otra cara del discurso: la exigencia del técnico alemán
Aunque las críticas mediáticas son evidentes, el mensaje de Flick también responde a una preocupación legítima. El entrenador considera que la plantilla ha perdido la unión y la solidaridad que fueron claves en el curso anterior. Su frase “los egos matan el éxito” refleja la voluntad de recuperar un espíritu colectivo que él considera en riesgo. Sin embargo, la manera de transmitirlo genera debate, ya que al hacerlo públicamente se expone a perder complicidad con jugadores fundamentales en la temporada.
El Barça afrontará tras el parón un partido clave frente al Valencia, que además será el primero como local en esta Liga. Flick deberá gestionar la tensión generada por sus declaraciones y reconducir la situación para que el grupo recupere confianza y energía. El reto será comprobar si la crítica pública se convierte en un punto de inflexión positivo o si abre una brecha en el vestuario. Para Pedrerol, el riesgo es evidente: un técnico campeón de Liga y Copa no puede permitirse enfrentarse a sus jugadores tan pronto.