La carrera por el Balón de Oro vuelve a encender debates en Catalunya y fuera de ella. Esta vez, la voz autorizada que agita el tablero es Hristo Stoichkov, leyenda azulgrana y ganador del premio en 1994.
En una intervención reciente, Stoichkov fue claro respecto a Lamine Yamal. “Este año creo que no”, dijo, argumentando la fuerza competitiva del París Saint-Germain durante la temporada. El búlgaro subrayó que los títulos suelen decantar los votos, situando a Ousmane Dembélé como candidato principal. Sin embargo, dejó un mensaje que ilusiona al barcelonismo: Lamine acabará subiendo al escenario del galardón tarde o temprano.
La lectura de Stoichkov encaja con un patrón histórico. En años de dominio continental, los premios individuales suelen premiar al campeón de Champions. El PSG coronó su proyecto en Europa y exhibió regularidad doméstica, un combo muy difícil de batir en el escrutinio final. Ahí nace su apuesta por Dembélé, protagonista en noches grandes y decisivas.

Lamine Yamal, presente de élite y futuro inevitable: el consejo de una leyenda
Más allá del pronóstico, el mensaje al extremo del Barça fue constructivo. “Él va a ganarlo”, insistió Stoichkov, marcando un plan sencillo y exigente: entrenar cada día, competir siempre, y no compararse con nadie. El búlgaro defendió que los genios aceleran cuando siguen su propio camino, sin espejos que distraigan su madurez.
El discurso es relevante para un futbolista que ya compite como veterano. Lamine mezcla pausa y verticalidad, decide en el último tercio y entiende el juego entre líneas. Su impacto en el Barça y en la selección española, pese a su juventud, explica la nominación. Falta la guinda colectiva que tantas veces desequilibra la votación.
La gala de París y el mapa de favoritos: cómo puede influir el podio final
La ceremonia del Balón de Oro pondrá se celebrará el próximo 22 de septiembre. Si la votación premia la conquista europea, Dembélé parte con ventaja competitiva. Si el voto se abre a la huella individual sostenida, Lamine puede escalar hasta el podio, como sugiere Stoichkov. En cualquier caso, el barcelonismo leerá la noche como punto de partida, no como meta definitiva.
También conviene recordar la presencia azulgrana en la lista. Pedri, Lewandowski y Raphinha acompañan a Lamine entre los nominados, prueba de la competitividad de la plantilla. Hansi Flick ha insistido en sumar solvencia colectiva para blindar el crecimiento de sus talentos, un detalle capital de cara a futuras ediciones del premio.
¿Qué necesita Lamine para cerrar el círculo competitivo? Un título y continuidad diferencial
El checklist es tan simple como exigente. Un gran título europeo con el Barça y continuidad sin altibajos colocan al extremo en la primera línea del galardón. Su influencia ya es determinante en escenarios de máxima tensión, pero el premio suele pedir un broche colectivo incontestable. Stoichkov lo sabe, por eso su consejo apunta a la constancia.
Hasta entonces, la nominación valida su estatus y refuerza el proyecto. Lamine está donde los grandes aparecen antes de ser coronados: cerca del foco, compitiendo sin miedo, y aprendiendo con cada partido. Si el Barça acompaña con victorias mayúsculas, la promesa del búlgaro acabará cumpliéndose.