El vestuario azulgrana no suele sorprender con los números de las camisetas, pero este año ha ocurrido algo especial. La decisión se ha tomado de forma silenciosa, aunque refleja un cambio llamativo en la gestión de dorsales del primer equipo.
El número 2, tradicionalmente reservado a los laterales derechos, vuelve a quedarse sin propietario en el Barça. No sucedía desde la temporada 2007/08, cuando nadie se animó a utilizarlo. Pau Cubarsí, que lo lució el curso pasado, decidió cambiarse al dorsal 4 y dejó libre un número históricamente cargado de simbolismo. El central de Estanyol ha optado por un dorsal clásico para centrales, reforzando su rol en el eje defensivo.
La paradoja de los laterales derechos actuales
El caso resulta aún más peculiar porque el Barça de 2024/25 carece de laterales derechos naturales en su plantilla principal. Jules Koundé y Eric García, formados como centrales, son los que están ocupando esa demarcación por decisión técnica. Ninguno ha querido heredar el dorsal 2, prefiriendo mantener sus actuales números, el 23 y el 24 respectivamente. Héctor Fort, que sí es lateral diestro puro, ha salido cedido al Elche y cerró el círculo de una posición huérfana de especialistas.

El peso histórico y la sombra de la “maldición”
El dorsal 2 no ha sido amable con los futbolistas azulgranas en los últimos 18 años. Dani Alves es la excepción más clara, entre 2009 y 2013, donde lo convirtió en sinónimo de brillantez ofensiva desde el lateral. Desde entonces, nombres como Martín Montoya, Douglas, Nélson Semedo, Sergiño Dest, Héctor Bellerín o João Cancelo tuvieron pasos poco destacados con ese número a la espalda. La etiqueta de “dorsal maldito” se ha consolidado porque, más allá de Alves, pocos han dejado un recuerdo positivo.
La decisión de Pau Cubarsí de abandonar el 2 para vestirse con el 4 no es casual. En su rol de central indiscutible para Hansi Flick, el joven de 18 años se identifica más con un número asociado a esa posición. Además, el movimiento evita el peso psicológico de cargar con un dorsal que en los últimos años parecía un desafío añadido. Su nueva elección refuerza la idea de liderazgo defensivo y lo aleja de comparaciones incómodas.
Futuro incierto para un número simbólico
El Barça afronta la temporada con un vacío curioso en la lista oficial de dorsales. La incógnita está en si algún jugador del filial, como Xavi Espart, podrá reclamar en el futuro un número históricamente emblemático. Por ahora, la camiseta con el 2 queda colgada en el aire, evocando recuerdos de gloria y fracaso a partes iguales.