El Real Madrid ganó 0-3 en el Carlos Tartiere contra el Oviedo. Mbappé brilló con dos goles y Vinicius marcó el tercero. Pero, como viene siendo costumbre, la noticia no estuvo en el resultado. El brasileño volvió a acaparar titulares por sus gestos provocadores y su falta de respeto hacia la afición local.
El partido había comenzado con ambiente festivo. El Oviedo celebraba su regreso a Primera ante un coloso como el Madrid. Sin embargo, la actitud de Vinicius empañó esa jornada tan esperada por los ovetenses. Desde el banquillo ya ofreció escenas que levantaron polémica y generaron malestar.
El show de Vinicius en el Tartiere
Xabi Alonso sorprendió dejándole de inicio en el banquillo. Durante la primera parte, las cámaras enfocaron al brasileño bostezando ostensiblemente y riéndose mientras sus compañeros peleaban el empate. Una imagen que muchos interpretaron como falta de profesionalidad y de compromiso.

Cuando saltó al campo en la segunda mitad, Vinicius no tardó en buscar protagonismo. Simuló un penalti que le costó tarjeta amarilla y provocó las burlas del público. Más tarde, celebró el gol de Mbappé mirando desafiante al árbitro Ricardo de Burgos, aumentando la tensión.
Pedrerol lanza un duro mensaje
La situación se descontroló definitivamente con su propio gol, el 0-3 final. En lugar de celebrarlo con sus compañeros, Vinicius se dirigió a la grada ovetense y les mandó simbólicamente a Segunda División. Un gesto innecesario contra una afición ilusionada tras 24 años lejos de la élite.

Fue entonces cuando Josep Pedrerol explotó en El Chiringuito. “Qué bueno es Vinicius, pero qué pereza me da”, declaró con contundencia. El presentador detalló que no es normal ver a un jugador bostezando, provocando al árbitro y menospreciando a una afición histórica en un mismo partido.
Críticas desde su propio entorno mediático
Lo llamativo es que incluso Edu Aguirre, amigo y defensor del brasileño, reconoció que se trataba de un gesto muy feo. “A mí me ha dolido mucho”, dijo, recordando la ilusión con la que Oviedo vive su regreso a Primera. Sus palabras confirman que la imagen de Vinicius se erosiona rápidamente.
El brasileño, en lugar de disculparse, reforzó su posición en redes sociales. Publicó una foto señalando a la grada con el mensaje “Yo soy así”. Una actitud que evidencia su falta de autocrítica y que no ayuda a rebajar la tensión creciente a su alrededor.
Un problema recurrente en el Real Madrid
La calidad de Vinicius es indiscutible, pero sus gestos cansan incluso a los propios madridistas. Su capacidad para desequilibrar partidos se ve empañada por provocaciones innecesarias. Esta temporada, con Mbappé como gran estrella, corre el riesgo de quedar eclipsado.
Xabi Alonso ya ha dejado claro que en su proyecto nadie es intocable. Dejarle de suplente en un partido tan mediático fue un aviso directo. El técnico tolosarra sabe que la meritocracia es clave en un vestuario repleto de talento y egos.
Una encrucijada para el futuro
El Real Madrid tiene que decidir cómo gestionar a un jugador tan brillante como polémico. Cada temporada, Vinicius protagoniza situaciones que ensucian victorias importantes y generan titulares negativos. Frente al Oviedo, el escándalo volvió a superar a lo deportivo.
Pedrerol lo resumió en una frase que ya se ha hecho viral: “Qué bueno es Vinicius, pero qué pereza me da”. Y si hasta los comunicadores que solían defenderlo empiezan a mostrar hartazgo, es evidente que el brasileño está cruzando una línea peligrosa.
Talento sin control
Vinicius es un futbolista capaz de decidir partidos en cualquier estadio. Su velocidad, regate y olfato goleador son virtudes admiradas en todo el mundo. Pero su carácter y sus provocaciones están dañando su reputación y la del propio Real Madrid.
Si no cambia pronto, corre el riesgo de ser recordado más por sus gestos que por sus goles. El partido en el Tartiere fue otra prueba de ello. Una victoria clara de los blancos que terminó convertida en un nuevo episodio del interminable show de Vinicius.