El segundo fin de semana de agosto ha llegado con la primera gran ola de calor del mes, la segunda de la estación. Desde el sábado, la cuenca interna catalana ha afrontado temperaturas extremas que, por lo general, aceleran la pérdida de agua en los pantanos. Sin embargo, el balance de estos tres días sorprende por su moderación.
El sábado el descenso medio fue de -0,16 %, el domingo de -0,15 % y hoy lunes se ha repetido exactamente el mismo dato. En conjunto, desde el viernes la pérdida es de apenas medio punto, dejando las reservas totales en un sólido 75,75 %. Una cifra espléndida pese a llevar varias jornadas consecutivas sin ganancias de capacidad, sin tener en cuenta, evidentemente, el trasvase de Siurana a Riudecanyes.
Un sistema que sigue mostrando fortaleza
Esta estabilidad confirma que el sistema catalán mantiene un margen importante incluso en condiciones adversas. El buen estado con el que se llegó a agosto, gracias a las lluvias de primavera y a una gestión preventiva efectiva, está permitiendo atravesar jornadas de alta demanda sin que el impacto sea crítico. La mayoría de embalses han registrado descensos pequeños, con variaciones que, en pleno verano, serían impensables en otros años de sequía.
Darnius Boadella ha perdido ocho décimas y se queda en el 64,18 %. Sau ha cedido algo más de un punto y se sitúa en el 63,38 %. Foix, que suele presentar variaciones más acusadas por su tamaño y uso regulador, ha bajado hasta el 95,12 %. La Baells sigue muy alta con un 88,90 %, y La Llosa del Cavall apenas ha perdido una décima, manteniéndose en el 83,97 %. Sant Ponç registra un leve descenso y queda en el 88,91 %.

En medio de esta dinámica, los datos de Siurana y Riudecanyes no siguen el patrón climático. La bajada de dos puntos en Siurana y la subida cercana a cuatro en Riudecanyes tienen un motivo diferente: el trasvase de agua autorizado por la Agencia Catalana del Agua. Esta operación, que mueve recursos de El Priorat al Baix Camp, ha generado un fuerte rechazo en la zona afectada y ya ha provocado protestas en la presa de Siurana. El debate sobre su conveniencia sigue abierto, mientras el impacto en las cifras diarias de ambos embalses es evidente.
El dato que rompe la lógica del calor
Entre todos estos movimientos, uno de los grandes embalses de la cuenca interna ha conseguido algo que parecía imposible en pleno agosto: no perder ni una sola décima. Desde el viernes, su capacidad se ha mantenido exactamente igual, desafiando el efecto combinado de la ola de calor y del consumo propio de estas fechas. Se trata de Susqueda, que permanece en el 80,79 % y se consolida como un ejemplo de gestión y resistencia. Su capacidad de regulación y la forma en que se administra el caudal lo convierten en un caso singular dentro del sistema catalán.
El comportamiento de Susqueda no solo es una buena noticia puntual. Es un reflejo de que la cuenca interna catalana, en general, está afrontando el verano con una estabilidad que no se veía en años de sequía. Si se mantiene este ritmo de descenso tan moderado, la región podría llegar a septiembre con niveles muy superiores a la media histórica reciente, garantizando margen para el inicio del otoño incluso si las lluvias se retrasan.