El cuarto domingo de agosto amanece con cifras que invitan a mirar los gráficos con lupa. La radiografía hídrica de Catalunya cambia con el calor, la evaporación y el pulso del consumo turístico. Hoy, más que el número total, importa cómo se reparte el agua entre cuencas y embalses. Esa desigualdad explica por qué las buenas medias pueden esconder riesgos muy reales a corto plazo.
Estado agregado de las conques internes: un dato alto, pero engañoso
Las conques internes de Catalunya almacenan hoy 506,87 hm³ de 685,58 hm³ de capacidad total, lo que supone 73,93%. La cifra es muy superior a la de hace un año, cuando el sistema apenas rozaba 216,68 hm³ y 31,61%. El volumen presente supera incluso las medias a cinco y diez años para esta fecha, situadas sobre 354 y 419 hm³ respectivamente. El dato procede del informe diario de la Agència Catalana de l’Aigua, actualizado a las 12:07 del domingo.
Mapa desigual: pantanos holgados en el Ter-Llobregat, mínimos en el Camp de Tarragona
En el sistema del Ter-Llobregat, los grandes depósitos muestran confort hídrico con registros elevados tras las lluvias de primavera y la gestión continuada. Destacan la Baells con 87,31%, la Llosa del Cavall con 84,36%, y Susqueda con 79,70%, mientras Sau escala hasta 59,91%. Hacia el norte, Darnius-Boadella se sitúa en 61,14%, una mejora notable frente al verano pasado, todavía con margen para recuperar.

La contracara aparece en el Camp de Tarragona y Priorat, donde Siurana apenas marca 15,61% y Riudecanyes se queda en 43,43%. En conjunto, el Ebro catalán también presenta valores altos en grandes presas como Canelles o Rialb, con porcentajes en torno al 74-76%.
Qué hay detrás de las cifras: consumo, evaporación y sensibilidad estival
El dato global invita al optimismo prudente, porque no todos los embalses responden igual al verano ni sostienen demandas similares. En normalidad hídrica, un hectómetro cúbico abastece aproximadamente a 7,5 millones de personas durante un día, referencia útil para dimensionar reservas y consumos.
El fuerte calor de agosto, la evaporación y el uso turístico aceleran pérdidas y presionan los sistemas pequeños, especialmente los orientados al regadío. Por eso la situación de Siurana y Riudecanyes sigue siendo el punto débil del mapa, pese a la mejora generalizada del último semestre.

Comparativa anual y gestión reciente: del rojo a la prudencia
Hace doce meses, el conjunto de las conques internes transitaba en 31,61%, con restricciones severas y mapas teñidos de colores de excepcionalidad. Las lluvias de primavera y la aportación de dessalinizadoras y regeneración permitieron levantar la emergencia en marzo en las unidades que seguían afectadas. Darnius-Boadella pasó a alerta y Riudecanyes quedó en prealerta, mientras el sistema Ter-Llobregat se estabilizó en alerta.
Pronóstico inmediato: finales de agosto con inercia cálida y descensos discretos
El cierre del verano vendrá marcado por calor diurno persistente y noches templadas, con descensos por evapotranspiración en la mayoría de cuencas. Si septiembre arranca seco, el retroceso puede ser rápido en embalses medianos y pequeño tamaño con mayor exposición y menor aporte regulado.

En cambio, los grandes volúmenes del Ter-Llobregat y el Ebro deberían resistir mejor gracias a su inercia y a la gestión integrada. La clave, como siempre, será la primera tanda de lluvias atlánticas y los chubascos de inicio de otoño.