Una decena de entidades de derechos humanos han impugnado la circular de Justicia que excluye los internos con delitos de sangre de las cocinas y de los talleres con instrumentos peligrosos. En un comunicado, han avisado que la medida ha provocado "despidos masivos de personas tomadas, todo y su buena conducta, solo por antecedentes de delitos violentos".
Han añadido que el documento vulnera el principio de individualización científica de la Ley Penitenciaria de 1979, que exige un tratamiento caso por caso. Además, han alertado que contraviene el Real Decreto que regula el trabajo en las prisiones y el derecho constitucional de reserva de ley. Por todo ello, han exigido la suspensión de la circular y la restitución de los reclusos despedidos a sus lugares de trabajo.
Algunas entidades han decidido impugnar esta circular. Consideran que esta medida crea "derecho sin control parlamentario, devaluando la calidad democrática y limitando derechos en las prisiones". Han señalado que educadores y familiares de los reclusos han alertado de un grave malestar.
“Los despidos impiden cubrir gastos civiles y dificultan la reinserción”, han apuntado. Esta circular se hizo pública el pasado mes de septiembre, Cuando el nuevo consejero de Justicia, Ramon Espadaler, cogió las riendas de la consellería.
La gota que colmó el vaso
El acceso de los presos a estos puestos de trabajo estaba en revisión desde el mes de marzo. En ese momento, una cocinera de Mas de Enric murió asesinada por un recluso que trabajaba con ella. Cumplía condena por asesinato.
El anterior equipo que lideraba el Departamento de Justicia, con la ex consejera Gemma Ubasart al frente, confeccionó otra circular. Tenía que entrar en vigor el mes de octubre y no impedía a los presos involucrados en delitos de sangre trabajar en las cocinas. Para hacerlo tenían que cumplir una serie de requisitos de buena conducta.
Temor entre los funcionarios de prisiones
Los funcionarios de prisiones temen que la presión de estos colectivos progres dé sus frutos. Tienen miedo de que tengan que aceptar que los delincuentes con delitos de sangre puedan usar cuchillos. El asesinato en Mas Enric se podría repetir en otro centro penitenciario. Igual que los internos se separan en diferentes módulos según su peligrosidad, también deben tomarse medias así.
Como siempre, el wokismo considera que es discriminatorio y que va contra el principio de reinserción. No obstante, ninguno de ellos decide entrar a trabajar en un centro penitenciario de nuestro país.