En los últimos días y semanas, Catalunya ha experimentado fuertes lluvias que han afectado especialmente a las zonas de Tarragona, Barcelona y los Pirineos de Lleida. Estas tormentas han provocado importantes acumulaciones de agua, con algunas áreas registrando hasta 100 litros por metro cuadrado en 24 horas, lo que ha generado inundaciones en varios puntos críticos, como bajos y garajes en las Terres de l'Ebre.
No obstante, los días más recientes han sido relativamente tranquilos y tanto hoy como mañana, el riesgo de lluvia intensa afectará a pocas comarcas aunque la mayoría de ellas concentran un gran número de habitantes. En concreto, y según informa el Meteocat, a partir de las ocho de esta tarde y hasta mañana domingo a las ocho de la mañana habrá cinco comarcas en riesgo por lluvia intensa. Tanto hoy como mañana serán las mismas: el Maresme, el Barcelonès, el Baix Llobregat, el Garraf y el Baix Penedès.
Riesgo especial para los conductores
La lluvia intensa puede convertir una carretera habitual en un escenario peligroso para los conductores, afectando tanto la visibilidad como las condiciones de la superficie de la calzada. Cuando el agua se acumula rápidamente, crea una serie de riesgos que todos los conductores deben conocer para evitar accidentes y garantizar su seguridad.
Uno de los principales peligros de la lluvia intensa es la reducción significativa de la visibilidad. Las gotas de agua golpean el parabrisas y, en ocasiones, los limpiaparabrisas no son suficientes para mantener una visión clara de la carretera. Además, la neblina que a veces acompaña a la lluvia o las salpicaduras de otros vehículos pueden empeorar la situación, haciendo que los conductores no vean adecuadamente los vehículos cercanos o los obstáculos en la carretera. Esta situación es especialmente peligrosa en carreteras de alta velocidad, donde una reacción rápida es crucial para evitar colisiones.
Otro peligro asociado es el fenómeno conocido como aquaplaning o hidroplaneo. Cuando hay una gran cantidad de agua en la calzada, los neumáticos pueden perder contacto con la carretera y deslizarse sobre la capa de agua, provocando una pérdida completa de control del vehículo. Este efecto es más común en áreas donde se acumula agua, como depresiones o baches, y puede suceder incluso a velocidades moderadas. En situaciones de aquaplaning, el conductor no puede frenar ni maniobrar correctamente, lo que puede derivar en un accidente grave si no se maneja adecuadamente.
Si se experimenta este fenómeno, lo ideal es mantener la calma y no realizar movimientos bruscos. En lugar de frenar bruscamente o girar el volante de manera agresiva, lo mejor es levantar el pie del acelerador y dejar que el coche reduzca la velocidad de manera natural hasta que los neumáticos recuperen el contacto con la carretera.