Vista aérea de un gran estacionamiento lleno de autos junto a una carretera con tráfico y áreas verdes alrededor

Tres carreteras próximas al Circuit de Catalunya acumulan largas retenciones

Lo ha anunciado el Servei Català de Trànsit a través de su cuenta oficial de Twitter

El rugido de los motores se apagaba mientras miles de aficionados iniciaban el camino de vuelta a casa. La emoción de una jornada de alta competición daba paso a la paciente espera dentro de sus vehículos.

La conclusión de un gran evento deportivo internacional desencadenó, una vez más, un complejo escenario de movilidad en las inmediaciones del recinto. Las principales vías de acceso comenzaron a notar la presión de un éxodo masivo y simultáneo de asistentes.

La tarde de este domingo, 7 de septiembre, ha puesto a prueba la red viaria que rodea al Circuit de Barcelona-Catalunya. Con motivo de la finalización del Gran Premi de Catalunya de MotoGP 2025, la operación salida se ha traducido en importantes complicaciones circulatorias.

Un coche de policía estacionado frente a un edificio con una persona caminando en el fondo.
Coche de los Mossos d'Esquadra | ACN

Según ha informado el Servei Català de Trànsit a través de sus canales oficiales, tres carreteras clave del entorno de Montmeló han registrado varios kilómetros de circulación congestionada, afectando a miles de conductores.

Un éxodo masivo de aficionados

El éxito de asistencia del campeonato mundial de motociclismo es una noticia excelente para la organización y la economía local. Sin embargo, este flujo masivo de público supone un desafío logístico considerable cada año.

Con una capacidad que supera los 100.000 espectadores, la infraestructura del circuito y sus alrededores se ven sometidas a una tensión máxima durante las horas punta de entrada y, especialmente, de salida. Se estima que la edición de este año ha atraído a cerca de 85.000 personas solo en la jornada dominical, una cifra que explica la magnitud del colapso.

La concentración de tantos vehículos privados en un lapso de tiempo tan reducido convierte las vías comarcales y las autopistas cercanas en auténticos embudos. En concreto, la C-35 ha presentado un tramo de tres kilómetros de retención entre Granollers y Parets en dirección a la C-17. Además, la misma C-35 acumulaba otros dos kilómetros de colas en su aproximación a la autopista AP-7.

Por su parte, la C-17 no se ha librado de los problemas, con tres kilómetros de tráfico denso entre Parets y Mollet en sentido sur.

El dispositivo de movilidad puesto a prueba

Para paliar estas previsibles aglomeraciones, las autoridades activan un dispositivo especial de tráfico y seguridad. En este operativo participan cientos de efectivos de los Mossos d'Esquadra, coordinados desde el Centre de Coordinació (CECOR) del propio Circuit.

El objetivo principal es aumentar la capacidad de las carreteras, habilitando carriles adicionales y gestionando los flujos para mejorar la fluidez. A pesar de estos esfuerzos, la realidad demuestra que la infraestructura viaria del Vallès Oriental llega a su límite.

La simultaneidad de la salida de los aficionados del Gran Premio con la movilidad habitual de un domingo por la tarde agrava la situación. La previsión de retorno hacia el área metropolitana de Barcelona se situaba en unos 260.000 vehículos, solapándose con los asistentes al evento deportivo. Las carreteras C-35 y C-17 actúan como vasos comunicantes esenciales que conectan el circuito con arterias principales como la AP-7, lo que provoca un efecto dominó cuando la circulación se ralentiza.

Coche de Mossos
Un vehículo de los Mossos d'Esquadra | ACN

Un desafío recurrente para el territorio

El Gran Premio de MotoGP no es solo un espectáculo deportivo de primer nivel, sino también un motor económico de gran impacto. Se calcula que el retorno para la región supera los cien millones de euros, consolidando a Cataluña como un referente mundial del motor.

No obstante, este beneficio convive con el reto constante de la gestión de la movilidad que genera. Las retenciones de hoy no son un hecho aislado, sino una estampa que se repite anualmente.

Este escenario subraya la delicada balanza entre acoger eventos de magnitud internacional y garantizar la funcionalidad de las infraestructuras para los residentes locales. La congestión no solo afecta a quienes vuelven de las carreras, sino a todos los ciudadanos que utilizan estas vías para sus desplazamientos cotidianos. El debate sobre la necesidad de potenciar alternativas de transporte público más eficientes o de mejorar los accesos viarios sigue plenamente vigente, como demuestra cada gran premio.