Lo que comenzó como una tarde cualquiera, dedicada a una tarea aparentemente rutinaria en el garaje de su casa, se convirtió en un escenario trágico que ha dejado una profunda herida en su familia, sus compañeros y toda la comunidad. La fatalidad se presentó de la forma más silenciosa e implacable, interrumpiendo una prometedora carrera y una vida llena de futuro.
El cuerpo sin vida fue descubierto por sus propios padres, quienes, tras intentar contactar con él insistentemente por teléfono sin obtener respuesta, se desplazaron a su domicilio presas de la preocupación. El funesto hallazgo tuvo lugar en una vivienda del Poble Nou del Delta, una pedanía perteneciente a Amposta (Tarragona).
Eran aproximadamente las cuatro y veinticinco minutos de la tarde cuando la alerta llegó a los servicios de emergencia, movilizando de inmediato a los Mossos d'Esquadra, varias dotaciones de bomberos y unidades del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM).

Un fatal accidente en el garaje
La víctima, un hombre de tan solo 33 años y agente de la Policía Local de Amposta, se encontraba en su domicilio manipulando su vehículo particular. Según las primeras informaciones recabadas en el lugar de los hechos y confirmadas por fuentes policiales, el joven estaba reparando su coche eléctrico. La principal hipótesis, a la espera de los resultados definitivos de la autopsia y de la investigación abierta por los Mossos d'Esquadra, apunta a una descarga eléctrica accidental como la causa de la muerte.
El agente, originario del municipio vecino de La Ràpita, habría sufrido una electrocución fulminante que le causó la muerte de manera prácticamente instantánea. A su llegada, los sanitarios del SEM solo pudieron certificar su fallecimiento. La crudeza de la situación obligó a activar un equipo de psicólogos especializados para prestar apoyo y consuelo a los familiares, rotos por el dolor ante una pérdida tan súbita e incomprensible.
Un agente joven y una carrera truncada
La noticia ha caído como un mazazo en el seno de la Policía Local de Amposta. Según han explicado fuentes del consistorio, el fallecido era una de las incorporaciones más recientes al cuerpo de seguridad de la capital del Montsià. Su muerte no solo representa una tragedia personal y familiar, sino también la pérdida de un servidor público que apenas comenzaba su andadura profesional en el municipio.

Su juventud y su reciente ingreso en el cuerpo policial proyectaban una carrera llena de posibilidades, ahora trágicamente segada. Este tipo de sucesos pone de manifiesto la fragilidad de la vida y cómo un instante puede cambiarlo todo, incluso para aquellos cuya profesión es, precisamente, velar por la seguridad de los demás.
La conmoción se ha extendido rápidamente entre sus compañeros de promoción y los veteranos del cuerpo, así como en su localidad natal, La Ràpita, donde su familia es conocida y apreciada.