El silencio habitual de una vía secundaria se vio alterado por un suceso que, aunque poco frecuente, representa un riesgo cada vez más presente en la red viaria. Un accidente de tráfico acabó con la vida de un motorista y ha vuelto a poner sobre la mesa el peligro que suponen los animales salvajes en las carreteras catalanas.
Los hechos ocurrieron este jueves por la noche, pasadas las 22:00 horas, cuando los Mossos d’Esquadra recibieron un aviso urgente desde el kilómetro 2,1 de la carretera GI-600, una vía local que conecta Tordera, en el Maresme, con Blanes. Según las primeras investigaciones, el conductor de una motocicleta colisionó de forma repentina con un jabalí que cruzaba la calzada. El impacto provocó la caída inmediata del motorista, que resultó mortal.

La víctima, un hombre de 63 años identificado con las siglas L.C.E., era vecino de Blanes, en la comarca de la Selva. A pesar de la rápida activación de los servicios de emergencia, que desplazaron hasta el lugar cuatro patrullas de los Mossos d’Esquadra, tres unidades del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) y un equipo de apoyo psicológico, no se pudo hacer nada por salvarle la vida.
Un accidente que evidencia un problema creciente
La colisión con un animal salvaje no es un escenario habitual, pero tampoco es excepcional. En los últimos años, los jabalíes se han convertido en una presencia frecuente en zonas urbanizadas y carreteras de proximidad, fruto del crecimiento descontrolado de su población y de la cercanía de muchos municipios a áreas boscosas. Este tipo de incidentes, además de imprevisibles, suelen ser especialmente peligrosos para los motoristas, que no cuentan con la protección que ofrece un vehículo cerrado.
La carretera GI-600, por su trazado y entorno, ya ha sido señalada en otras ocasiones como un tramo con visibilidad reducida y tránsito esporádico de fauna salvaje. Esta vez, el resultado ha sido trágico.
Doce motoristas muertos este año en Catalunya
Con esta nueva víctima, el balance de siniestralidad en las carreteras catalanas se eleva a 37 fallecidos en lo que va de año, de los cuales 12 son motoristas. Un dato que preocupa especialmente a las autoridades, ya que los conductores de motocicletas representan uno de los colectivos más vulnerables del tráfico rodado. La combinación de factores como la velocidad, la escasa protección física y la presencia de obstáculos imprevistos en la vía puede tener consecuencias fatales.
Desde el Servei Català de Trànsit se insiste en la necesidad de extremar las precauciones en carreteras secundarias y en tramos nocturnos. También se está trabajando con los cuerpos forestales y municipales para mejorar el control de fauna salvaje, aunque el problema, advierten, no tiene una solución inmediata.