Coche de policía con un dibujo de un saco de dinero y un mazo de juez sobre el capó

Surrealista, multado por los Mossos: Un niño de 11 años conduciendo en plena C-32

Las declaraciones de su padre no te dejarán indiferente.

Una patrulla nocturna de los Mossos d’Esquadra en el Maresme acabó con una intervención que pocos agentes olvidarán. En una área de descanso de la carretera C-32, cerca del término municipal de El Masnou, una conducción errática despertó las sospechas de dos agentes de Tráfico. 

Lo que podría parecer una escena de película o una broma de mal gusto era, en realidad, una temeridad real. El menor, que manejaba el coche con total naturalidad por la zona de estacionamiento, iba acompañado por su propio padre, sentado en el asiento del copiloto y observando con una mezcla de orgullo e irresponsabilidad.

Un argumento inverosímil: “Le gusta conducir”

Los agentes detuvieron inmediatamente el vehículo y procedieron a identificar al menor y a su progenitor. Cuando preguntaron por qué permitía que un niño condujera un coche real, el padre ofreció una explicación que dejó atónitos incluso a los agentes más curtidos: “Es que le gusta mucho conducir”.

Un agente de policía de espaldas junto a un coche patrulla de los Mossos d'Esquadra.
Un agente de policía de espaldas junto a un coche patrulla de los Mossos d'Esquadra. | Mossos d'Esquadra, XCatalunya

El hombre explicó que su hijo tenía mucha afición por los coches, que era fan de la Fórmula 1 y que simplemente le había dejado conducir “un poco” porque no se encontraban en la vía principal. Sin embargo, otros vehículos también transitaban por la zona de descanso, y la falta de control del niño ponía en peligro tanto su vida como la del resto de usuarios de la vía.

Denunciado penalmente y con la Fiscalía de Menores informada

Los Mossos informaron al padre de que sería denunciado penalmente por infringir el artículo 384.2 del Código Penal, que sanciona a quien permite conducir a una persona sin carné en vías abiertas al tráfico. En este caso, el padre sería considerado autor mediato del delito, por facilitar la conducción ilegal de su hijo menor.

Un agente de policía de espaldas observa a un motociclista en la carretera con un velocímetro superpuesto en la imagen.
Un agente de policía de espaldas observa a un motociclista en la carretera con un velocímetro superpuesto en la imagen. | Mossos d'Esquadra, XCatalunya

La pena que contempla este artículo va de uno a seis meses de prisión, y no se descarta que el caso acabe en manos de un juez si la Fiscalía considera que hubo una puesta en riesgo consciente y temeraria.

Además, los hechos han sido puestos en conocimiento de la Fiscalía de Menores, aunque el niño, por no tener más de 14 años, no es penalmente imputable. Aun así, los técnicos estudiarán si debe activarse algún tipo de intervención de servicios sociales o vigilancia familiar por la conducta negligente del progenitor.

Una situación inédita incluso para los agentes

Aunque no es raro encontrar casos de adolescentes de entre 14 y 17 años sorprendidos conduciendo sin carné, los Mossos aseguran que nunca antes se habían topado con un menor de solo 11 años al volante.  Y mucho menos de noche, en una carretera activa y acompañado por un adulto consciente de la ilegalidad.

“Lo más habitual son casos aislados de chavales que roban las llaves del coche familiar o que lo hacen a escondidas. Pero aquí estamos hablando de una acción permitida y supervisada por el propio padre”, explican fuentes policiales consultadas por ElCaso.cat.

Y lo más impactante: el niño llevaba varios minutos conduciendo solo

Lo que realmente ha encendido todas las alarmas entre las autoridades no ha sido únicamente el hecho de que el niño condujera, sino que llevaba al menos diez minutos manejando el vehículo completamente solo, según testigos que habían alertado previamente a la policía.

Una pareja que se encontraba cenando en su coche alertó a los Mossos tras ver cómo el niño daba varias vueltas a la zona de descanso sin bajarse del coche ni ir acompañado en el asiento del conductor. El padre se incorporó al vehículo cuando vio que se acercaba la patrulla, intentando disimular la situación como un juego inocente. 

Ahora, con un proceso penal abierto y la indignación social en aumento, la imprudencia de este padre podría costarle no solo una multa, sino la libertad. Porque ni la afición al motor ni el deseo de "pasarlo bien" justifican poner en riesgo una vida… y menos si es la de un niño de 11 años.