La jornada de este viernes se está convirtiendo en una de las más caóticas del año para los conductores que circulan por las principales arterias viarias de Catalunya. Cuando parecía que la situación no podía complicarse más tras una sucesión de accidentes y largas retenciones en la AP-7 y la C-58, un nuevo incidente ha vuelto a colapsar la autopista más transitada del país, afectando a miles de personas que intentan desplazarse en plena operación salida.
Otro accidente grave: vuelco de un coche en Gelida
Poco después de las cuatro de la tarde, un turismo ha volcado en la AP-7, a la altura de Gelida, en sentido sur, lo que ha obligado a cortar dos carriles.
El accidente, que según las imágenes difundidas por Trànsit muestra un vehículo volcado y la intervención de equipos de emergencia, ha provocado una retención masiva de nada menos que 12,5 kilómetros. La cola llega hasta Castellbisbal, afectando a toda la circulación que se dirige hacia Tarragona y el sur del país.

Este nuevo incidente agrava todavía más la complicada jornada que se vive en la AP-7, con miles de vehículos atrapados en un atasco que parece no tener fin. La imagen de conductores y pasajeros fuera de sus coches, el despliegue de bomberos y operativos de emergencia y la ansiedad en la carretera se repite una vez más en una autopista que hoy ha estado en el punto de mira por diversos motivos.
Viernes negro en las carreteras: una cadena de accidentes
El accidente en Gelida no es un hecho aislado. A lo largo del día, la AP-7 ha sufrido varias incidencias graves que han dejado secuelas en el tráfico: por la mañana, un primer accidente ya había provocado retenciones de 3 kilómetros a la altura de Cerdanyola del Vallès.
Poco después, otro choque múltiple con intervención de un helicóptero medicalizado colapsó el tramo de Montornès a Barberà del Vallès, alcanzando colas de más de 10 kilómetros.
Por si fuera poco, la C-58 también se ha visto afectada por otro accidente en sentido Sabadell, que ha complicado la movilidad en el Nus de la Trinitat y ha arrastrado problemas a otras vías como la B-20 y la ronda Litoral. Todo ello en una jornada especialmente crítica para el tráfico en la región metropolitana de Barcelona y en plena época de grandes desplazamientos.
Una infraestructura al límite
La sucesión de accidentes y retenciones en la AP-7 y otras vías principales demuestra hasta qué punto el sistema viario catalán puede verse desbordado en cuestión de minutos.

Cada incidente desencadena un efecto dominó que afecta no solo a los implicados directos, sino a miles de ciudadanos, al transporte de mercancías y a la actividad diaria de todo un territorio.
Las autoridades insisten en la importancia de extremar la prudencia, respetar las normas de circulación y, si es posible, evitar desplazamientos en los momentos de mayor saturación. Sin embargo, la realidad es que la saturación de la AP-7 y de las principales carreteras de acceso a Barcelona vuelve a poner sobre la mesa la necesidad de repensar la movilidad y de dotar de más recursos tanto a la gestión del tráfico como a las infraestructuras.