La tarde del 21 de junio no está siendo una más en el calendario meteorológico de Catalunya. Coincidiendo con la entrada oficial del verano, el territorio no solo afronta temperaturas extremas, sino que además lidia con condiciones atmosféricas especialmente inestables que podrían derivar en fenómenos severos de carácter muy localizado, pero de alto impacto. Las próximas horas se presentan con un riesgo elevado de tiempo violento en el centro-norte del país, con una comarca en alerta roja y otras tres bajo nivel naranja, lo que marca una jornada meteorológicamente excepcional.
Tiempo severo en el corazón de Catalunya
El Servei Meteorològic de Catalunya (Meteocat) ha activado esta tarde un aviso por tiempo violento con un nivel máximo de peligro de 6 sobre 6, centrado principalmente en la comarca de Osona, que se encuentra bajo alerta roja. En paralelo, las comarcas de la Garrotxa, el Ripollès y el Lluçanès permanecen en alerta naranja, situándose en un escenario de peligro alto.
Este tipo de aviso se emite cuando hay posibilidad real de fenómenos meteorológicos extremos, tales como la caída de piedra de más de 2 cm de diámetro, ráfagas de viento superiores a los 90 km/h (25 m/s), y eventos más extraordinarios como esclafits (reventones húmedos), o incluso tornados. El periodo crítico abarca desde las 13:00 hasta las 17:00, con una concentración de riesgo especialmente marcada entre las 15:00 y las 17:00 horas.

Durante la mañana, el ambiente se ha mantenido relativamente estable en la mayor parte del territorio, aunque con signos de acumulación de calor y humedad en la capa baja de la atmósfera. A medida que ha avanzado el día, la combinación entre temperaturas elevadas, orografía propicia y la entrada de viento de componente sur, ha generado un entorno propicio para el desarrollo de células convectivas intensas.
Este viento, procedente del sur y suroeste, ha ganado protagonismo durante la tarde en el litoral central y norte, así como en puntos del interior como el sud de Ponent y la Costa Brava. En condiciones normales, este patrón ya implica cambios rápidos en el estado del cielo. Pero si se le suma el calor acumulado y la inestabilidad térmica, el resultado es un cóctel meteorológico capaz de detonar tormentas súbitas y agresivas.
En el interior de la comarca de Osona, las previsiones apuntan a la formación de núcleos tormentosos potencialmente severos, que podrían arrastrar piedra de gran tamaño y vientos destructivos. La imagen del radar ya muestra ecos intensos desplazándose hacia el este, lo que confirma la evolución esperada por los modelos. En zonas vecinas como el Ripollès o la Garrotxa, también se detectan desarrollos convectivos significativos, aunque con menor severidad proyectada.
Los efectos de este tipo de fenómenos no son menores. La combinación de piedra y viento intenso puede afectar tejados, vehículos, cultivos e infraestructuras eléctricas o de comunicaciones. Además, las personas al aire libre —especialmente en zonas de montaña o en campos abiertos— se encuentran en una situación de riesgo si no toman las precauciones adecuadas.
Ante este escenario, Protecció Civil insiste en evitar desplazamientos innecesarios en las comarcas afectadas, no refugiarse bajo árboles ni estructuras metálicas durante una tormenta y mantenerse informado a través de canales oficiales. Se recomienda revisar elementos exteriores que puedan ser arrastrados por el viento, como toldos, tiestos o mobiliario de terraza.
Un episodio atípico que coincide con una jornada ya marcada por el calor
Cabe destacar que este episodio de tiempo violento se suma a la alerta activa por calor intenso en hasta 13 comarcas catalanas, lo que convierte este 21 de junio en una de las jornadas meteorológicamente más complejas del año. El contraste entre la masa de aire cálida dominante y las irrupciones locales de humedad y viento ha generado un desequilibrio atmosférico capaz de desencadenar fenómenos de impacto súbito.
Aunque el aviso se espera que cese durante la tarde, no se descarta que persistan tormentas residuales en zonas elevadas durante las últimas horas del día. De momento, todas las miradas están puestas en la evolución de los núcleos convectivos que cruzan Osona y su entorno.