Un coche de policía con un letrero de emergencias 112

Pillado 'in fraganti', violencia de género: Detenido mientras agredía a su expareja

El hombre tenía varios antecedentes

La imagen de una intervención policial en mitad de la noche siempre llama la atención de vecinos y curiosos, pero hay ocasiones en las que la rápida actuación de los agentes puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Un reciente suceso pone de manifiesto la importancia de la vigilancia y la coordinación policial ante los casos más graves de violencia de género, donde las víctimas a menudo quedan atrapadas en una espiral de peligro invisible hasta que la tragedia está a punto de consumarse.

El operativo de los Mossos: una noche crucial

Los hechos ocurrieron la madrugada del pasado domingo, cuando, tal y como reza la información de El País, una llamada de alerta movilizó a los Mossos d’Esquadra tras escucharse gritos y signos evidentes de violencia en un edificio del distrito de Sant Martí, en Barcelona. Eran las dos y media cuando la policía catalana recibió un aviso sobre una posible pelea en uno de los pisos. La primera inspección no pareció arrojar pruebas concluyentes: la propia víctima, al abrir la ventana ante la llegada de los agentes, restó gravedad a la situación y aseguró que la discusión con su expareja había terminado y que él ya se había marchado.

Sin embargo, la experiencia y los antecedentes llevaron a los policías a no dar el caso por cerrado. El agresor, identificado como V. L. A. F., de 42 años, acumulaba ya tres causas abiertas por quebrantar la orden de alejamiento respecto a su expareja, medida dictada tras otros episodios previos de violencia. Ante este historial, los agentes decidieron permanecer atentos y regresar minutos después al edificio, una decisión que resultaría clave.

Un coche de policía de los Mossos d'Esquadra con gotas de lluvia en la carrocería.
Coches de los Mossos d'Esquadra | ACN

Una intervención en el último segundo

Al acceder de nuevo al portal, los Mossos escucharon gritos desgarradores desde la escalera. “La va a matar, corred que la está matando”, fue el aviso urgente que recibieron antes de irrumpir en el rellano del primer piso. Allí se encontraron una escena dramática: el hombre, encima de su expareja, ejercía una violencia brutal que ponía en peligro la vida de la mujer. A su lado, un cable que habría intentado utilizar para asfixiarla. La víctima presentaba dificultades para respirar, heridas en la cara y las manos, y claros signos de haber sufrido una agresión grave.

Según el auto judicial, el detenido no solo oponía resistencia, sino que incluso amenazó de muerte a los policías durante el arresto. La mujer explicó entonces que, pese a haberle prohibido la entrada en casa, él había accedido por la fuerza aprovechando que conservaba una copia de las llaves. Tras una discusión, el hombre la atacó, amenazándola de muerte y golpeándola, hasta rodearle el cuello con el cable en un intento de acabar con su vida.

Un coche de los Mossos d'Esquadra estacionado junto a un edificio con una persona cerca.
Un coche de los Mossos | ACN

La reincidencia y el desprecio a las medidas judiciales

El perfil del detenido deja poco lugar a dudas sobre el riesgo que representa para su expareja y para la sociedad. Con 19 antecedentes policiales, la mayoría por episodios de violencia contra mujeres y uno por tentativa de homicidio, el hombre había desafiado en varias ocasiones la autoridad judicial y las medidas de protección dictadas para salvaguardar la integridad de la víctima.

De hecho, la orden de alejamiento estaba en vigor desde enero del año pasado, y sobre él pesan ya varias causas por su incumplimiento, una de ellas con resultado de lesiones para la misma mujer. Según el juzgado de violencia sobre la mujer número 2 de Barcelona, la situación había ido escalando en gravedad, hasta desembocar en este último episodio en el que la vida de la víctima estuvo en serio peligro. Por todo ello, la juez ha decretado el ingreso en prisión comunicada y sin fianza para el acusado, al considerarle presunto autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y otro continuado de quebrantamiento de medida cautelar.