Una densa columna de humo alarmó este miércoles por la tarde a los vecinos de Golmés, en la comarca del Pla d'Urgell, Lleida. El motivo: un incendio agrícola que se originó a las 14:08 horas cerca del punto kilométrico 490 de la autovía A-2, muy próximo a una granja o fábrica abandonada y a una línea eléctrica.
El fuego, que finalmente fue controlado gracias a la rápida intervención de los Bombers de la Generalitat, calcinó unas 2,5 hectáreas de campos agrícolas, según han confirmado los Agents Rurals. Aunque no ha habido que lamentar heridos ni daños personales, el incendio causó gran inquietud entre los residentes por su cercanía a infraestructuras sensibles.

La respuesta de los servicios de emergencia
Hasta seis dotaciones terrestres de los Bombers se desplazaron rápidamente hasta el lugar de los hechos tras recibir el aviso por parte del 112. Las llamas avanzaban con rapidez, alimentadas por la sequedad del terreno y las rachas de viento que se registraban en la zona.
Los equipos de extinción lograron delimitar el perímetro del fuego en cuestión de una hora, evitando así que se propagara a otras fincas colindantes. En paralelo, los técnicos de las compañías eléctricas supervisaron el estado de la línea cercana al foco, descartando que se hubiera visto afectada por el calor o por las chispas.

Una localización preocupante
Lo más preocupante del suceso fue la proximidad del incendio a una antigua fábrica o granja abandonada, cuyos materiales, en caso de haber ardido, podrían haber generado una situación mucho más grave. Según algunos testimonios recogidos por vecinos, las instalaciones llevan años en desuso y presentan un estado de conservación muy deficiente.
Además, la cercanía con la línea eléctrica generó temor de un posible corte de suministro o incluso un riesgo de accidente mayor, ya que un fuego en contacto con el tendido puede causar cortocircuitos, explosiones o propagación por vía aérea.
Investigación en marcha
Los Agents Rurals han abierto una investigación para esclarecer las causas del incendio. Por el momento, no se descarta ninguna hipótesis: desde una chispa accidental provocada por maquinaria agrícola, hasta un posible foco intencionado o negligente. También se está evaluando si hubo alguna actividad humana reciente en el entorno de la nave abandonada que pudiera haber servido como detonante.
Las primeras inspecciones sobre el terreno no han encontrado indicios evidentes de materiales inflamables de origen industrial en la zona afectada, lo que refuerza la posibilidad de que el fuego comenzara en la vegetación seca de los campos.
El contexto de alto riesgo
Este suceso se produce en un contexto de máxima alerta por incendios en Catalunya, donde las altas temperaturas, la falta de precipitaciones y la acumulación de vegetación seca han elevado significativamente el riesgo de fuegos en áreas rurales. Tanto el Departament d’Interior como los Agents Rurals han hecho un llamado a extremar las precauciones durante estas semanas críticas.
Afortunadamente, no hubo que desalojar viviendas ni interrumpir el tráfico en la A-2, pero el incidente ha servido como toque de atención para las autoridades locales y autonómicas, que ahora estudian nuevas medidas de prevención en las zonas agrícolas próximas a infraestructuras abandonadas o sensibles.
Lo más impactante de todo es que, según fuentes próximas a la investigación, el incendio pudo haberse originado por una acción humana en la misma granja abandonada, lo que pone el foco en el abandono institucional de ciertos espacios que, sin vigilancia, pueden convertirse en auténticas bombas de relojería.