Tráfico denso con numerosos camiones y coches en una autopista rodeada de árboles y un puente elevado cruzando sobre la carretera.

Cortado un carril en la AP-7: 4 kilómetros de cola por un accidente

Lo ha anunciado el Servei Català de Trànsit a través de su cuenta oficial de Twitter

La calma de una tarde de martes se ha visto abruptamente interrumpida para miles de conductores, transformando el asfalto de una de las principales arterias de comunicación del país en un escenario de paciencia y frustración.

Un incidente ha vuelto a poner de manifiesto la fragilidad de la red viaria en horas de alta densidad, generando un efecto dominó que ha dejado a cientos de vehículos atrapados y ha alterado la rutina de una jornada cualquiera.

El suceso, que ha tenido lugar en las primeras horas de la tarde de este martes 15 de julio, ha provocado importantes complicaciones en la circulación. Según ha informado el Servei Català de Trànsit a través de sus canales oficiales, el detonante ha sido un accidente que ha obligado a tomar medidas inmediatas para garantizar la seguridad en la zona, aunque con el inevitable coste de una congestión kilométrica que ha puesto a prueba los nervios de los afectados.

Coche de Mossos con el número 112
Coche de los Mossos d'Esquadra | ACN

El epicentro del caos: Castellví de Rosanes

El punto exacto del conflicto se ha localizado en la autopista AP-7, a la altura del término municipal de Castellví de Rosanes, en la comarca del Baix Llobregat. El accidente ha ocurrido en sentido sur, en dirección a Tarragona, un tramo que habitualmente soporta un elevado volumen de tráfico, mezclando desplazamientos de largo recorrido, transporte de mercancías y movilidad local.

Las consecuencias no se han hecho esperar. El siniestro ha obligado a cortar uno de los carriles de la vía, reduciendo drásticamente su capacidad de absorción. Como resultado, se ha formado una cola de vehículos que ha alcanzado los cuatro kilómetros de longitud.

Las imágenes difundidas por las cámaras de tráfico, concretamente desde el punto de control del antiguo peaje de Martorell Nord, mostraban una larga serpiente de camiones y turismos prácticamente detenidos poco después de las dos y veinte de la tarde, dibujando una estampa demasiado familiar para los usuarios habituales de esta autopista.

La AP-7, una herida abierta en el mapa de carreteras

Este incidente no es un hecho aislado, sino un nuevo capítulo en la crónica de una autopista saturada. Desde la liberalización de sus peajes en 2021, la AP-7 ha experimentado un aumento exponencial del tráfico.

Estudios del Ministerio de Transportes han revelado que la circulación de vehículos pesados se ha disparado hasta en un 80% en algunos tramos. Esta nueva realidad ha convertido la autopista en una vía crítica, donde cualquier mínimo percance deriva en un colapso de grandes dimensiones.

Un coche de policía estacionado frente a un edificio con una persona caminando cerca.
Coche de los Mossos d'Esquadra delante de una comisaria | ACN

El tramo que discurre por el Vallès y el Baix Llobregat, en el entorno de Barcelona, es especialmente sensible. La confluencia de áreas industriales, núcleos urbanos densamente poblados y la conexión con otras vías importantes como la A-2 crea un cóctel de movilidad que funciona al límite de su capacidad. Los informes sobre siniestralidad y congestión señalan recurrentemente esta zona como uno de los puntos negros de la red viaria catalana, con accidentes y retenciones que se suceden casi a diario.