Los Mossos d’Esquadra han denunciado penalmente a una conductora en Les Borges del Camp (Baix Camp, Tarragona) tras protagonizar un episodio que podría haber tenido consecuencias mucho más graves.
Según informó la policía catalana a través de sus canales oficiales, la mujer fue interceptada después de sufrir un accidente de tráfico leve, momento en el que los agentes constataron que presentaba síntomas evidentes de estar bajo los efectos del alcohol.
El siniestro, que no provocó heridos de consideración, tuvo lugar en una de las vías del municipio durante la tarde del domingo. Testigos alertaron a los servicios de emergencia al ver cómo el vehículo implicado había realizado una maniobra brusca y acabado golpeando a otro automóvil estacionado.

El control que lo destapó todo
Ante la sospecha de una posible intoxicación etílica, se le practicó la prueba de alcoholemia. El resultado fue contundente: 1,33 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, más de cinco veces el límite legal permitido para conductores no profesionales, que es de 0,25 mg/l.
Según el Código Penal español, conducir con una tasa superior a 0,60 mg/l ya constituye delito, con penas que pueden ir desde multas económicas hasta trabajos en beneficio de la comunidad o incluso prisión en casos de reincidencia o riesgo grave para terceros.

Una tasa “extremadamente peligrosa”
Los especialistas en seguridad vial subrayan que alcanzar un nivel de alcohol como el detectado en esta conductora implica un grave deterioro de las capacidades psicomotoras: reflejos lentos, pérdida de coordinación, visión borrosa y un claro aumento del tiempo de reacción.
Desde el Servei Català de Trànsit recuerdan que el alcohol sigue siendo uno de los principales factores de siniestralidad en las carreteras. Según datos de la DGT, en torno al 25% de los accidentes mortales en España están relacionados con el consumo de alcohol o drogas.
Consecuencias legales
La denuncia presentada por los Mossos implica que la conductora deberá enfrentarse a un proceso judicial. El juez podría imponerle la retirada del carné de conducir durante un periodo de entre uno y cuatro años, así como una multa económica que podría superar los 1.000 euros.
Además, dependiendo de las circunstancias, podría ser condenada a trabajos en beneficio de la comunidad o a una pena de prisión de tres a seis meses. En este caso, el hecho de que hubiera ocurrido un accidente, aunque fuera de carácter leve, podría ser considerado un agravante por la autoridad judicial.
Los Mossos, por su parte, han aprovechado el caso para lanzar un mensaje de prevención en redes sociales, recordando que el consumo de alcohol y la conducción son incompatibles. “Con 0,0 siempre se llega a casa”, concluye su publicación.
Un recordatorio para todos los conductores
Conducir bajo los efectos del alcohol multiplica el riesgo de provocar un accidente que puede cambiar vidas en cuestión de segundos. Las autoridades insisten en que la única tasa segura es la de cero miligramos, y en que existen alternativas como el transporte público, los taxis o los conductores designados para evitar poner en riesgo vidas.
En este caso, la rápida actuación de los Mossos permitió evitar que la situación derivara en un accidente más grave. Sin embargo, el episodio quedará como ejemplo de lo que nunca debe ocurrir en nuestras carreteras.