En plena antesala del verano, los trabajadores del sector aéreo vuelven a alzar la voz. Esta vez son los tripulantes de cabina de una de las aerolíneas más activas en España quienes han decidido plantarse. Los días 25, 26 y 27 de junio marcarán en rojo el inicio de la temporada alta turística para muchos viajeros.
Este año, también el inicio de una huelga qu e amenaza con colapsar los vuelos desde cuatro de los principales aeropuertos del país: Barcelona, Málaga, Alicante y Palma de Mallorca. Detrás de esta convocatoria se esconde una reivindicación tan clara como repetida: igualar los salarios y las condiciones laborales de los trabajadores españoles con los del resto de sus compañeros europeos.
Mismo uniforme, sueldos distintos
“Es inadmisible que dos trabajadores con las mismas responsabilidades, los mismos turnos, y la misma carga de estrés cobren sueldos tan distintos simplemente por estar basados en España”, denuncia Pier Luigi Copello, secretario general de USO en la compañía. Según el sindicato, muchos tripulantes en nuestro país rozan el Salario Mínimo Interprofesional, pese a desempeñar una labor que implica pernoctaciones, desplazamientos internacionales y jornadas maratonianas.

Desde el otro lado, la empresa mantiene una posición de aparente disposición al diálogo, pero con mensajes ambiguos. En su único comunicado oficial sobre la huelga, ha expresado su decepción por el momento en el que se convoca la protesta y ha hecho un llamamiento al “diálogo constructivo”, sin mencionar en ningún momento las demandas salariales concretas de sus empleados.
Una tensión que no es nueva
Esta no es la primera vez que esta aerolínea se ve salpicada por conflictos laborales en España. En años anteriores, ya se han producido episodios similares, con demandas centradas en los turnos abusivos, la falta de descanso o las diferencias contractuales. Lo que agrava la situación actual es el contexto económico del país.

“No tiene sentido que nos exijan estándares europeos mientras nuestros sueldos siguen anclados al sur”, repiten los convocantes. Y es que, según sostienen, la compañía ha cerrado beneficios récord en los últimos años, mientras las subidas salariales han sido inexistentes o testimoniales en las bases españolas.
Un verano incierto para miles de viajeros
La huelga llega en el momento más delicado. Con miles de viajeros a punto de embarcar rumbo a sus vacaciones, las cancelaciones y retrasos podrían multiplicarse si no hay un acuerdo antes del 25 de junio. Desde el sindicato aseguran que aún hay margen para el entendimiento, pero también advierten: “no aceptaremos limosnas ni dilaciones disfrazadas de promesas”.
Por su parte, el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje ha citado a ambas partes para intentar evitar el paro. Será este miércoles 18 de junio cuando empresa y sindicato se sienten en una última oportunidad de negociación. Si no hay acuerdo, los cielos españoles podrían vivir un caos similar al de años anteriores.
Una presión que va en aumento
La presión institucional también está en aumento. Bruselas ya ha pedido explicaciones al Gobierno español por la multa impuesta a varias aerolíneas por cobrar el equipaje de mano. Las prácticas de las compañías de bajo coste vuelven a estar en el foco, y esta huelga podría convertirse en el símbolo de una lucha más amplia por dignificar el trabajo en el sector aéreo.
Mientras tanto, los usuarios ya comienzan a mostrar su preocupación en redes sociales. Algunos buscan alternativas, otros rezan para no tener que cancelar sus planes. En cualquier caso, lo que parece claro es que este verano se inicia con turbulencias... y todas las miradas puestas en una compañía: easyJet.