Algunos sabores no se olvidan. Quedan en la memoria, en los veranos de la infancia, en las fiestas del barrio y en las conversaciones entre generaciones. Así era Plim, el refresco de frutas nacido en Reus en 1928, que desapareció del mercado hace más de una década… y que ahora, por fin, vuelve.
Renovado, sin azúcar, pero con el mismo espíritu que lo convirtió en una leyenda local. El origen del nombre ya es parte del imaginario popular: la respuesta espontánea de un comercial —“A mí, plim”— fue lo que inspiró a la empresa Gili, fundada en 1858, para bautizar su nueva bebida afrutada.
Una desaparición que dolió
En 2014, tras un conflicto legal entre Matias Olesti, propietario de la marca, y la empresa Sanmy, la producción del Plim se detuvo. El litigio fue largo y complejo: Sanmy, que distribuía la bebida, dejó de pagar los cánones acordados y, posteriormente, lanzó una bebida similar con otro nombre.

La batalla en los tribunales fue la puntilla a una historia que ya estaba en peligro por la presión de los gigantes del sector. Así se apagó una de las últimas luces de la industria refresquera local. A pesar de ello, nació el movimiento ciudadano #SalvemPlim, que intentó sin éxito mantener viva la marca.
Pero ni la nostalgia colectiva logró entonces evitar el silencio de una bebida que había estado presente en bares, verbenas y hogares durante generaciones.

El regreso más esperado
Diez años después, el Plim original regresa. Esta vez, impulsado nuevamente por Matias Olesti y su empresa REUSPLIM S.L., que han conseguido relanzar el producto con una fórmula adaptada a los nuevos tiempos: sin azúcar y con zumo de limón ecológico.
El nuevo Plim busca mantener “el espíritu original” que lo hizo famoso, pero añadiendo un enfoque más saludable. Conserva el sabor clásico del combinado de frutas, contiene gas —aunque en menor cantidad que otros refrescos— y ya está disponible tanto en formato lata como en botella de vidrio.
Puede encontrarse en bares y comercios de Reus y también se puede adquirir online a través de una campaña de preventa con packs promocionales. Durante décadas, Plim fue mucho más que una bebida. Era una seña de identidad para la ciudad de Reus. En las fiestas populares, era habitual combinarlo con vermut negro en un cóctel conocido como masclet, que se convirtió en tradición.
Tras la compra de la marca por parte de Olesti en los años 2000, ya bajo el paraguas del grupo SEHRS, el refresco vivió una etapa de cierta recuperación. Pero las tensiones con los distribuidores acabaron condenando el proyecto… hasta ahora. Plim ha vuelto con más fuerza que nunca.
Una frase que vuelve a tener sentido
El eslogan de toda la vida regresa con fuerza: “Fantasía de frutas”. No es solo una promesa de sabor, sino una declaración de principios. El regreso de Plim simboliza también la recuperación de un patrimonio cultural y gastronómico que había sido arrasado por la globalización del consumo.
Y en un mercado saturado de productos industriales, una bebida local, con historia, sin azúcar y hecha con ingredientes ecológicos, puede ser mucho más que una alternativa: puede ser un gesto de resistencia. Ahora, cien años después de su nacimiento, Plim vuelve a hacer historia. Y lo hace como siempre: desde Reus, con orgullo catalán y con sabor a verano eterno.