En el competitivo mundo de la alimentación y el retail, donde las grandes superficies buscan diferenciarse a través de la calidad y la proximidad, hay alianzas que, más allá del negocio, transmiten valores compartidos. Este es el caso de la última colaboración firmada en Cataluña, que supone una transformación en una de las secciones más tradicionales del supermercado y, al mismo tiempo, uno de los pilares de la compra diaria: la carnicería.
Grupo Ametller Origen, referente en alimentación saludable y de proximidad, ha confirmado una nueva estrategia para potenciar un área clave de sus establecimientos. Lo ha hecho con una empresa familiar catalana que lleva décadas demostrando que el oficio de carnicero no solo sigue vivo, sino que puede modernizarse sin perder su esencia. Esta decisión no solo responde a una necesidad operativa, sino también a una clara apuesta por la excelencia, el oficio bien hecho y el contacto directo con el cliente.

Un acuerdo con ambición de futuro
Josep Ametller, consejero delegado y cofundador del grupo Ametller Origen, ha sido claro al respecto: “La sección de carnicería es un ingrediente fundamental en nuestra propuesta comercial”. Sus palabras no son casuales. En un momento en que la fidelización de los clientes se ha vuelto esencial, la experiencia en el mostrador de carne se convierte en uno de los elementos de mayor valor añadido.
El objetivo es claro: dar un impulso definitivo a esta categoría dentro de la oferta de Ametller Origen, dotándola de más personalidad, profesionalidad y coherencia con el resto del proyecto empresarial. La experiencia del grupo es más que notable: más de 300 profesionales especializados y un crecimiento del 27% en facturación durante el último año en este segmento, alcanzando los 26 millones de euros.
Con estos datos sobre la mesa, era lógico pensar que llegaría una nueva etapa. Y esa etapa ya ha comenzado.

Tradición y modernidad al servicio del consumidor
Quien también se ha mostrado entusiasmado con este movimiento ha sido Carles Arnall, gerente de Carnicerías Arnall. En sus propias palabras, este paso representa "un gran salto y un reconocimiento a la tradición y al trabajo bien hecho". Su compañía lleva años presente en algunos establecimientos de Ametller Origen —con carnicerías en Girona, Palafrugell y Platja d’Aro—, pero hasta ahora no se había dado un salto de esta envergadura.
Arnall, como empresa familiar con raíces en el oficio tradicional, comparte la filosofía de calidad, sostenibilidad y cercanía que Ametller Origen ha promovido desde su creación. Esta coincidencia de valores ha hecho posible que se hable de algo más que un simple contrato comercial. Se trata de una colaboración entre dos formas de entender la alimentación que se complementan y se refuerzan mutuamente.
Un nuevo modelo en plena expansión
La sección de carnicería de Ametller Origen nació en 2015 con una sola tienda en la calle Casanova de Barcelona. Hoy, ya suma 47 carnicerías propias y 9 más gestionadas por comerciantes locales. La alianza con esta empresa catalana no solo amplía el número de establecimientos implicados, sino que reestructura todo el modelo de gestión y profesionalización del área cárnica dentro de las tiendas del grupo.
Y es que, después de varias semanas de rumores, finalmente se ha confirmado lo que muchos intuían: la empresa elegida para liderar esta transformación no es otra que Carnicerías Arnall. A partir de ahora, Arnall y Ametller Origen gestionarán de forma conjunta todas las carnicerías propias del grupo. Un modelo de colaboración que aspira a convertirse en referencia en todo el sector alimentario catalán.
Una alianza que, sin duda, pone de relieve que la innovación también puede venir de la mano del respeto por el oficio, y que modernizar no siempre significa olvidar las raíces.