La imagen apareció primero en un timeline catalán y desató el antojo inmediato. Una caja octogonal, azul y blanca, con un nombre tan reconocible como evocador para cualquier viajero en Palma. La tentación no era nueva, pero el lugar donde podía comprarse sorprendió a más de uno en plena ola de calor. Pocas horas después, el comentario se esparció entre gourmets de proximidad y nostálgicos de verano en Mallorca.
Un obrador centenario que viaja desde Palma
El periodista Jordi Baró compartió en X la icónica caja de Forn Santo Cristo y apuntó que podía comprarse en Ametller Origen. La publicación, con estética de hallazgo casual, encendió el radar repostero de media Catalunya en pleno agosto. Su perfil confirma la autoría del post que puso el dulce en boca de todos.
La cadena catalana, muy activa en producto de territorio, tiene ficha propia para la ensaimada de cabello de ángel de Horno Santo Cristo. La web muestra el formato de 380 gramos con compra directa, lo que explica el repentino interés en redes. El escaparate digital de la marca agrupa además las referencias del obrador mallorquín.
Forn Santo Cristo no es un nombre cualquiera en la repostería balear. El negocio nació en 1910 y se convirtió en parada obligada para quien pisa Palma con apetito dulce. Su propia historia reivindica la ensaïmada artesana como seña de identidad isleña. El obrador explica que la versión de cabello de ángel utiliza fibras caramelizadas de calabaza, dentro de una masa trabajada con saín y fermentaciones cuidadas.
Precio, formatos y el porqué del flechazo repostero
En Ametller Origen, la ensaimada de cabello de ángel de 380 gramos figura a 8,99 euros, un precio competitivo para un producto de marca histórica. La misma tienda online muestra otras referencias del obrador, como la versión de sobrasada con miel, que llega a agotarse por temporada. La disponibilidad variable confirma que la demanda no es un espejismo veraniego. La combinación entre tradición mallorquina y acceso inmediato en una cadena catalana provoca un efecto emocional poderoso.
Una moda que respeta la herencia mallorquina
No es solo azúcar y antojo: la ensaimada exige técnica, reposos y un trabajo manual que pocos talleres dominan con solvencia. Maestros pasteleros recuerdan que el estirado y el enrollado requieren paciencia, lo que limita su industrialización masiva. La autenticidad se resguarda precisamente en esa dificultad.

La tradición, con raíces históricas complejas y relatos cruzados, sigue muy viva en los hornos baleares. Ese legado cultural, hoy reivindicado por artesanos, añade valor a cada caja que cruza el mar. En un mercado saturado de bollería rápida, esa historia pesa tanto como el glaseado. La cadena detalla logística, precios y condiciones de compra en su web, reforzando la impresión de continuidad.
Las redes del obrador mantienen vivo el vínculo con la clientela isleña y peninsular. Mientras tanto, los consumidores comparten fotos, comparan rellenos y discuten cuál marida mejor con el café de media tarde. El fenómeno encaja con la tendencia de rescatar clásicos locales y acercarlos a la rutina urbana. La moda mallorquina, por ahora, no muestra señales de agotamiento.