En los últimos días, se ha conocido la noticia de que el cuarto banco más grande de Portugal ha adoptado una medida radical contra uno de sus altos directivos, generando inquietud no solo entre los accionistas, sino también entre sus clientes nacionales e internacionales. La entidad ha decidido destituir de forma inmediata a su director de riesgos, después de que se descubrieran unas presuntas operaciones financieras irregulares en el ámbito personal de dicho ejecutivo. A continuación, repasamos los detalles que rodean este suceso y las posibles repercusiones para la actividad bancaria.
Según la información facilitada tanto en un comunicado oficial al regulador del mercado luso como en una nota remitida a los medios, la destitución del directivo se produce tras la identificación de “transacciones financieras sospechosas” detectadas gracias a los procesos internos de control de la entidad. El banco confirma que el comportamiento supuestamente irregular está vinculado de manera exclusiva a la esfera personal del ya exmiembro de la junta ejecutiva, por lo que se descarta cualquier afectación en las cuentas de los usuarios o en la propia salud financiera de la organización.
La entidad implicada deja claro en su comunicado que estos movimientos dudosos no guardan relación alguna con su operativa habitual, productos o servicios. En consecuencia, recalca que sus clientes pueden estar tranquilos respecto a la seguridad de sus cuentas y operaciones bancarias. Aun así, el hecho de que un alto cargo responsable del área de riesgos se vea envuelto en un caso de esta naturaleza ha levantado suspicacias acerca de la cultura de cumplimiento y la eficacia de los mecanismos internos de prevención y detección de fraudes.
Presuntas irregularidades por parte de una figura importante dentro de la entidad
Tras detectar las presuntas irregularidades, el banco inició una investigación interna y procedió a denunciar los hechos ante las autoridades competentes. Este paso motivó la apertura de una indagación oficial que, de momento, sigue su curso. De acuerdo con fuentes judiciales lusas, la operación ha implicado el registro de varias propiedades, así como el análisis de documentación y soportes digitales que podrían aportar pruebas relacionadas con posibles delitos de fraude fiscal, blanqueo de capitales o falsificación. En concreto, se han llevado a cabo una docena de inspecciones, entre las que se incluyen registros domiciliarios y en establecimientos bancarios.
El exdirector de riesgos se incorporó a esta institución financiera en 2017 y ocupó puestos de relevancia en otras entidades, como Bankinter Portugal o Barclays Bank Portugal, donde había ejercido como consejero delegado y ‘country manager’. Ahora, la rápida reacción del banco al apartarlo de inmediato de la organización podría interpretarse como un esfuerzo para proteger su reputación y mandar un mensaje contundente: las políticas de cumplimiento y los controles internos funcionan y no hay lugar para prácticas dudosas dentro de su operativa.
Por el momento, la dirección ha decidido que el consejero delegado asuma de manera interina las responsabilidades asociadas a la gestión de riesgos, mientras se activa el plan de sucesión supervisado por el Consejo General y de Supervisión. Este proceso servirá para designar al nuevo alto cargo que lidere las políticas de riesgo del banco, con el objetivo de restablecer la confianza de los inversores y garantizar la estabilidad de la entidad en un contexto de mercado que la propia institución califica como estratégico para su futuro.
La decisión drástica adoptada por este conocido banco pone de manifiesto la importancia de contar con sistemas de control interno capaces de detectar irregularidades sin demora y de proceder con contundencia en defensa de la transparencia. Para clientes y usuarios, se trata de un recordatorio de que la vigilancia sobre la solvencia y la integridad de sus bancos es esencial, y de que las autoridades competentes están preparadas para intervenir cuando se presenta cualquier indicio de actividad delictiva.