Las redes sociales son una herramienta sensacional de opinión. Una posibilidad que muchos supermercados utilizan para promocionar sus productos, publicar ofertas y compartir novedades. Los usuarios particulares se expresan mediante ellas para recomendar productos o para quejarse acerca de alguno de ellos.
Estos días, la usuaria Mercè Comes ha publicado un tuit quejándose del papel film que proporcionan los establecimientos de Bonpreu, mostrando su indignación porque, según su experiencia, no engancha y por lo tanto no sirve.
Así como otras cadenas de supermercados esquivan este tipo de quejas y las procuran invisibilizar, el caso es que desde Bonpreu Esclat reaccionaron con rapidez ante esta disconformidad de una clienta insatisfecha, dirigiéndose a ella con toda la amabilidad y buscando soluciones al problema planteado, asegurando que se procedería a comprobar desde el departamento de calidad.
El papel film transparente que se puede encontrar en los establecimientos de Bonpreu se comercializa en formato de rollo de 80 metros y su precio es de 1,85€. Un producto muy común en cualquier cocina porque nos permite utilizarlo como objetivo para la conservación y congelación de alimentos. Y lo que resulta más importante, ayuda a preservar las propiedades naturales de los alimentos.
Un producto con mucha historia
A la primera hoja de plástico para envolver se le llamó celofán, y fue inventada por Jacques Brandenberger, un químico suizo, en 1911. Pero la invención del papel film actual es atribuida a Ralph Wiley, un químico de la empresa Dow Chemical, quien -como ha sucedido con tantos inventos a lo largo de la historia-, lo descubrió accidentalmente en 1933, mientras estaba en el proceso de crear un producto de limpieza en seco. Inicialmente se usó para la creación de una capa aislante en los aviones de combate, y ya en 1949 se comprobó que resultaba ideal para mantener la frescura de los alimentos.
Sin embargo no todo es perfecto en las características del papel film, puesto que no hay que olvidar que es un producto de difícil reciclamiento, por lo que se le puede considerar como un agresivo contaminante. A tenor de un estudio de National Geographic, “los restos de plástico acaban descomponiéndose, alimentando la ingente cantidad de microplásticos que amenaza la salud de los ecosistemas marinos. Además, cuando se incineran o cuando se acumulan en vertederos pueden liberar dioxinas, unos compuestos químicos tóxicos que perduran en el medio ambiente y pueden acabar en la cadena alimentaria”.
El caso del papel film no es excepcional, pues en nuestro día a día utilizamos muchos productos que puede que no sean los ideales por lo que se refiere al reciclaje, pero en este caso tiene la gran virtud de mantener la esencia de la frescura en los alimentos que pretendemos conservar.