Ilustración de una gasolinera con fajos de billetes y una gráfica descendente con flecha amarilla que sugiere una baja en los precios del combustible

El aviso de un mecánico a los que usan gasolina low cost

Mucha atención si eres consumidor habitual

Cada mañana son muchos los conductores prudentes que deciden ahorrar unos céntimos por litro y acude a una gasolinera low cost cercana. La diferencia es evidente: llena el tanque por varios euros menos que en marcas premium. Las preguntas que se hacen estos consumidores son claras. ¿Funciona igual el coche?. ¿El motor se puede estropear?. ¿Es de peor calidad?

Una misma fuente, diferencias visibles

En España, toda la gasolina proviene de refinerías oficiales, como las gestionadas por CLH, y cumple con normas europeas exigentes. No obstante, las estaciones low cost suelen ofrecer únicamente el combustible «base»: gasolina sin plomo de 95 u 98 octanos sin aditivos añadidos. En cambio, las marcas tradicionales incorporan detergentes, anticorrosivos, lubricantes y antiespumantes que mejoran el rendimiento del motor.

Un coche blanco estacionado en un aparcamiento con un cepo amarillo en la rueda delantera derecha.
Coche inmobilizado | @mossos

El experto mecánico Javier Casares  afirma que «al coche no le afecta mecánicamente utilizar una gasolina u otra», aunque sí reconoce que los aditivos presentes en combustibles «premium» ayudan a preservar los filtros y mantener limpios los conductos.

¿En qué casos pueden surgir problemas?

El verdadero riesgo no está en el precio, sino en el mantenimiento del depósito subterráneo. Si no se gestiona correctamente, puede acumular agua, sedimentos o microalgas. Estos contaminantes pueden llegar al motor, provocando desde fallos en la aceleración hasta daños en inyectores y aumento del consumo elespanol.com.

En algunos casos extremos, como los acontecidos en Ohio, Estados Unidos, el agua en el combustible ha causado averías que rondan los 1 600‑2 000 euros. En España, aunque los controles son rigurosos, el riesgo persiste si la rotación del tanque es baja o la estación descuida sus instalaciones.

Un coche negro circulando por una carretera con una línea blanca a la derecha.
Coche en un control de velocidad | @mossos

Aditivos: solución externa y alternativa

Para evitar los efectos del combustible sin aditivos, varios talleres recomiendan añadir un aditivo externo en los repostajes low cost. Según los expertos, un bote adecuado puede ser incluso más eficiente que los aditivos incorporados por las marcas premium, por su mayor concentración y control de calidad elespanol.comrentingfinders.com.

La fórmula sugerida: repostar tres veces en estación low cost y una en premium, o bien regularizar el uso de un buen aditivo durante cada reabastecimiento.

¿Y el octanaje?

Hay vehículos —especialmente deportivos o con motores turbo— que requieren combustibles de alto octanaje (98 o más) para evitar fenómenos de "picado" o detonación temprana (Low-speed pre-ignition o LSPI). Usar gasolina de baja calidad o sin la octanaje recomendado puede afectar su rendimiento o incluso dañar componentes internos.

El mecánico Scotty Kilmer, con décadas de experiencia, aconseja en motores antiguos de alto kilometraje utilizar gasolina premium para reducir depósitos de carbono y evitar futuras averías.

Dos personas intercambiando llaves de coche.
Llaves de un coche | dima_sidelnikov

¿Qué deben tener en cuenta los conductores?

La realidad es que la gasolina low cost, cuando cumple los estándares oficiales, es segura. Su precio reducido responde a menores costes de operación: ausencia de servicio, menos personal o publicidad. Sin embargo, los riesgos emergen si las instalaciones no están bien mantenidas. Ante la posibilidad de impurezas, es crucial:

Elegir gasolineras con alta rotación de clientes.

Alternar con repostajes en estaciones premium o utilizar aditivos.

Estar alerta a síntomas como pérdida de rendimiento, consumos elevados o irregularidades al arrancar

Lo barato puede salir caro. Aquí no se cumple

El consumidor moderno ya no busca solo ahorros inmediatos, sino equilibrio entre precio y fiabilidad. En el caso de las gasolineras low cost, ese equilibrio es posible si se respeta el mantenimiento básico. Aprovechar el ahorro sin descuidar el cuidado del motor pasa por alternar combustibles y proteger el sistema de inyección.

En última instancia, la gasolina low cost no compromete el motor si se cumplen estándares y se actúa con prudencia. Más allá del precio, el truco está en una conducción responsable: revisar la procedencia del combustible y mantener el vehículo con regularidad. Así, la palabra “low cost” deja de verse como un riesgo y se convierte en una apuesta inteligente.