En julio de 2025, la economía española sigue mostrando signos de recuperación, aunque con brotes de incertidumbre derivados del repunte de la inflación y la subida moderada de los tipos de interés.
En este escenario, los hogares están cada vez más atentos al control de sus finanzas cotidianas. Sin embargo, un descuido como un recibo inesperado puede alterar el equilibrio, generando consecuencias que van más allá del simple disgusto. Genera comisiones, intereses e incluso problemas de solvencia pueden aparecer sin ser evidentes de inmediato.
El descubrimiento tácito: ¿un recurso para aliviar o una trampa disfrazada?
Las entidades financieras como BBVA ofrecen una solución inmediata si un pago supera el saldo disponible: el llamado "descubierto tácito". En lugar de rechazar la operación, el banco adelanta el dinero necesario, aunque sin que el cliente lo haya solicitado expresamente. En teoría, es un servicio útil para evitar impagos urgentes. Sin embargo, la contrapartida son los costes asociados, que pueden llegar a ser elevadísimos.

El descubierto tácito conlleva dos tipos de cargos. Los intereses deudores diarios aplicados sobre el saldo negativo, según el TIN pactado (en BBVA es del 7,25 % en la Cuenta Nómina Sin Comisiones).
Por otro lado, las comisiones por descubierto tácito. Un 4,5 % sobre el mayor saldo negativo, con mínimo de 15 €, y por reclamación 30 € fijos. Estos costes no son simbólicos. Un ahorro involuntario puede costar al cliente al menos 15 € solo por la comisión, más decenas de euros si el saldo negativo se prolonga o se incrementa.
¿Qué activa BBVA ante un descubierto?
A diferencia de lo que muchos creen, BBVA no actúa de forma pasiva. Su aplicación móvil está diseñada para alertar al cliente ante un posible negativo. Envía notificaciones push, permite configurar límites personalizados y avisa en tiempo real cuando el saldo entra en números rojos. El mensaje en la app suele ser: “Tu cuenta está en negativo, paga cuanto antes o se aplicarán cargos adicionales”.

Este protocolo proactivo busca prevenir, pero también puede funcionar como estrategia de encarecimiento: el cliente recibe aviso, pero el remedio depende de su actuación inmediata.
Las consecuencias de alargar el saldo negativo
Mantener una cuenta en cifras rojas puede derivar en consecuencias inaccesibles de primeras, como entrar en el listado de morosos. Si el descubierto persiste más de 90 días, los bancos pueden incluir al usuario en registros de impago, lo cual complica obtener préstamos o hipotecas.
Cierre de cuenta desde marzo de 2025. BBVA ha comenzado a clausurar cuentas sin movimiento y saldo cero tras tres meses de inactividad. Si el usuario no reacciona, podría perder incluso el acceso a su cuenta y verse obligado a abrir una nueva, con trámites adicionales.
Estas medidas subrayan la postura férrea de la entidad: una cuenta sin saldo y sin actividad supone un riesgo o coste operativo que el banco no desea asumir.
Manejo prudente y herramientas para evitar caer en descubiertos
El mensaje que lanza BBVA es claro: el descubierto tácito no es un favor gratuito. Su coste puede ser muy superior al esperado. Sin embargo, existen formas de evitarlos:
- Mantener un colchón de seguridad en la cuenta.
- Activar en la app servicios de alerta de saldo bajo y límites personalizados.
- Regularizar el saldo negativo lo antes posible, idealmente en menos de un día.
- Planificar los pagos domésticos y acudir al anticipo de nómina solo si es estrictamente necesario.
Estos hábitos pueden suponer una diferencia económica notable a lo largo del año, al eliminar comisiones y reducir intereses. BBVA, como otros bancos, ofrece el descubierto tácito como un respiro momentáneo. No obstante, los costes no son anecdóticos: 15 € de comisión mínima, interés diario y riesgo de aparecer en ficheros de morosidad son riesgos reales.