Un hombre con gafas y barba está sentado en un sofá durante una entrevista en un estudio de televisión, con una imagen circular de otro hombre con barba en la esquina superior derecha.

La sorprendente profesión del hijo de Antoni Bassas

No tiene nada que ver con el mundo de la comunicación

Cuando se habla de Antoni Bassas, el pensamiento se dirige de forma casi automática al periodismo, a su voz reconocible durante años en la radio catalana y a su labor como analista en espacios clave de la televisión autonómica. Sin embargo, lejos de seguir la ruta trazada por su padre, uno de sus hijos ha tomado un camino radicalmente diferente: Raimon Bassas, quien se dedica a otro sector. Ni periodismo, ni tertulias, ni micros, ni cámaras.

Vinos en el corazón de Barcelona

Raimon Bassas es el rostro detrás de El Tros – Vall Llach, un local ubicado en la confluencia de las calles Mallorca y Bruc, en Barcelona, un espacio singular que mezcla gastronomía, vino, cultura y conversación. Iniciado por los propios Antoni Bassas y Mariona Anglès en 2017, el bar de vinos pasó a estar bajo la dirección de su hijo, consolidándose como uno de los puntos de referencia para los amantes del enoturismo y del vino de proximidad en la capital catalana.

Un hombre con gafas y barba aparece en primer plano mientras que en un círculo rojo se muestra a otro hombre hablando en público con un micrófono.
Antoni Bassas y Joan Laporta | TV3, F.C. Barcelona, XCatalunya

El lugar, más allá de ser una típica vinatería, se ha convertido en un foco de encuentros privados, presentaciones de libros y catas de productos locales, completando la experiencia con charlas sobre la tradición vitivinícola catalana.

Uno de los sellos distintivos de este espacio radica en el apoyo a la Bodega Vall Llach —propiedad de Lluís Llach— que, al comienzo, fue un socio natural. A medida que el proyecto crecía, la oferta se amplió con otras bodegas y productores de renombre, permitiendo que la carta de vinos se convirtiera en un paseo por las distintas denominaciones de origen catalanas. El resultado: un local innovador, lejos de la imagen mediática habitual de la familia Bassas, donde vino y cultura se dan la mano.

“Vinatero” por vocación: la web de Raimon Bassas

El hijo de  Antoni Bassas y Mariona Anglès no se ha conformado con el proyecto de El Tros. De acuerdo con la información de su propia página web, raimonbassas.com, colabora con varios productores como gerente de exportaciones. De este modo, no solo se limita a la atención en el local, sino que impulsa su labor de promoción y expansión a mercados internacionales, diseñando estrategias globales de venta.

Asimismo, Raimon ofrece catas privadas —ideales para grupos reducidos, celebraciones o despedidas de soltera— y hace gala de una formación académica que combina el conocimiento técnico del vino (cursos de cata y el WSET Nivel II) con su habilidad para comunicar la pasión que siente por él. En un ámbito dominado a menudo por apellidos y herencias, su caso resulta ilustrativo: no se ha subido al carro de la fama televisiva o radiofónica del padre, sino que ha alzado el vuelo en un universo gastronómico.

Contraste con la tradición periodística de la familia

La historia de Raimon es singular si la comparamos con otros hijos de personalidades mediáticas que se encaminan, a veces, por la misma profesión que sus progenitores. Lejos de dedicarse al periodismo, a la televisión o a la radio, él ha preferido cultivar una vertiente muy diferente, esquivando el llamado “efecto nepobaby” —término acuñado para los descendientes que heredan fama y posición del gremio de los padres—. Su caso demuestra que, pese a llevar un apellido ilustre en la comunicación catalana, el sector del vino se ha convertido en su auténtica vocación.

Este distanciamiento de la profesión familiar resulta más llamativo si recordamos las colaboraciones recientes de Antoni Bassas: un habitual analista en medios como TV3, Catalunya Ràdio o las tertulias de los diarios digitales. Los caminos del padre y el hijo se han mantenido en paralelo, sin mezclarse. Así, mientras uno sigue ligado al micrófono y el análisis político, el otro se zambulle en catas y uvas, combinando en su día a día la pasión por el territorio y la oportunidad de acercar el vino a un público cada vez más exigente.