Adrián, un joven gaditano de Algeciras que se describe como “un poco golfo” y sin trabajo en la actualidad, acudió con ilusión a First Dates con la esperanza de encontrar el amor. Pese a que asegura disfrutar de la soltería, confesó estar abierto a una relación seria si encontraba a la persona adecuada.
Frente a él, el programa sentó a María, una camarera de Estepona que buscaba un hombre con el que compartir su día a día, sus valores y su forma de vida. María no tardó en expresar sus dudas. “Es muy chiquitito, muy flaco y bajito”, comentó a cámara sin filtro.
Y aunque trató de mantener la compostura durante la cena, el desinterés ya era palpable. El hecho de que Adrián estuviera desempleado terminó de inclinar la balanza: “Tiene que buscar trabajo, porque yo no voy a mantener a nadie”, sentenció con rotundidad.

Choques de valores y estilo de vida
Durante la conversación, las diferencias se hicieron evidentes. Adrián se mostró más abierto a experimentar relaciones modernas como las relaciones abiertas, mientras que María lo descartó inmediatamente: “Soy muy celosa para eso”. En cuanto a hábitos y rutinas, ella comentó que no bebe, no fuma y que le gusta hacer deporte.
Él, en cambio, admitió consumir alcohol y tabaco. “Me gustan los chicos que se cuidan”, dijo María, buscando una pareja con la que compartir un estilo de vida más saludable. Pese a los contrastes, ambos intentaron mantener la cordialidad. Pero lo peor aún estaba por llegar.

El momento más incómodo de la cita
El punto de ruptura definitivo llegó durante el postre, en una sala más íntima. Adrián, en tono que quiso ser pícaro, le preguntó a María si se había operado los pechos. La reacción de ella fue inmediata: se tensó, alzó las cejas y respondió, molesta: “¿Por qué lo dices?”.
El gaditano trató de justificar su comentario con humor, pero solo consiguió empeorar la situación. “Te he visto apretadita y guay”, dijo, intentando aligerar el momento. Ella, sin vacilar, cortó la conversación con un comentario lapidario: “Son mías porque las he pagado yo”. El ambiente ya era irrecuperable.
Una despedida sin segundas oportunidades
Al finalizar la cena, el clásico momento de decisión confirmó lo evidente: no habría segunda cita. María rechazó rotundamente la posibilidad de seguir conociendo a Adrián. Él, algo sorprendido, pero sin mostrar demasiado enfado, lo aceptó con deportividad.
Aunque muchos espectadores ya intuían que la conexión no llegaría a cuajar, lo cierto es que el motivo principal del rechazo se reveló al final del todo, cuando María, en conversación privada con el programa, explicó sin rodeos por qué no repetiría con Adrián.
Para María, más allá de las diferencias superficiales o las preferencias personales, lo que no podía tolerar era la falta de respeto y de sensibilidad. “Puede no gustarme físicamente, puede no cuidarse como a mí me gusta, incluso puedo entender que esté sin trabajo...
Pero si alguien es así de poco delicado en una primera cita, ¿cómo será en la intimidad o en una relación?”. Y así terminó una de las citas más incómodas de la semana en First Dates. Una cena que demuestra que, a veces, lo que se dice —y cómo se dice— pesa más que cualquier apariencia.