El rey Juan Carlos ha tomado una decisión irrevocable respecto a Corinna Larsen, una figura clave en los capítulos más polémicos de su trayectoria. El exmonarca ha actuado con determinación, en un intento por proteger tanto su legado como la tranquilidad de sus hijos. Aunque la empresaria alemana dejó una huella profunda en él, ahora todo indica que ha llegado el momento de romper con el pasado.
Durante años, Corinna Larsen fue mucho más que una amiga cercana para Juan Carlos I, fue una presencia constante en su entorno más íntimo. La relación que mantuvieron no fue un secreto, y su influencia llegó a alcanzar niveles que preocuparon incluso a la familia real. Ahora, sin embargo, el rey ha decidido dar por terminada toda comunicación directa con ella, un gesto que revela el profundo desencanto que siente.

Según fuentes cercanas, Juan Carlos ha roto todo contacto con Corinna y solo se comunica con ella a través de sus abogados. Esta decisión, que ha sorprendido a algunos, pero era esperada por otros, marca el final de una etapa. El exjefe del Estado, decepcionado y dolido, ha optado por no dedicarle ni una línea en sus memorias, que verán la luz próximamente.
Corinna Larsen, borrada de las memorias del rey Juan Carlos
La obra en cuestión se titula Reconciliación y se publicará simultáneamente en España y Francia en el mes de noviembre. Es un relato en primera persona, elaborado junto a la escritora Laurence Debray, donde Juan Carlos repasa momentos cruciales de su vida y del país. La exclusión de Corinna de estas páginas es una decisión significativa que habla por sí sola sobre el lugar que hoy ocupa en su memoria.

Durante más de ocho años, Corinna Larsen fue vista como una 'reina en la sombra', y su papel en la vida de Juan Carlos I fue mucho más que simbólico. Ella misma presumía de tener “el cerebro de un hombre en un cuerpo de mujer”, una combinación que, según sus propias palabras, cautivó al rey desde que se conocieron en 2004. Incluso se llegó a plantear un matrimonio entre ambos, con el consentimiento de los hijos del monarca.
La ruptura definitiva con Corinna Larsen marca un antes y un después para el rey Juan Carlos
Juan Carlos llegó a comunicar a Mariano Rajoy su deseo de casarse con Corinna y pidió la bendición de su propio padre, convencido de que ella era su compañera definitiva. Sin embargo, la relación se resquebrajó tras una serie de revelaciones que dañaron la confianza entre ambos. Entre rumores de infidelidad por parte del rey y presiones institucionales por su cercana abdicación, la historia de amor se fue apagando.
Hoy, el rey emérito da un paso más allá al borrar cualquier vestigio público de esa etapa. Su decisión no solo cierra un capítulo personal, sino que también protege la imagen pública de sus hijos y fortalece su propósito de reconciliarse con la opinión pública. En este final sin retorno, Juan Carlos I parece haber elegido claramente entre pasado y futuro.