Carlos Herrera y Mariló Montero se separaron en 2011 tras más de veinte años de matrimonio y de esa relación nacieron dos hijos: Alberto Herrera y Rocío Crusset. Ambos han acaparado titulares recientemente. Alberto ha anunciado su compromiso con Blanca Llandres y Rocío, por su parte, ha comunicado su ruptura con Maggio Cipriani tras seis años juntos.
A pesar de la separación, Carlos y Mariló han seguido compartiendo algo especial: su amor por Sanlúcar de Barrameda. En este municipio gaditano, los dos adquirieron una espectacular mansión de varias plantas frente a la playa del Espíritu Santo. El refugio ha sido construido en alto, justo sobre el mar y se trata de un auténtico oasis gaditano.

El hogar de Carlos Herrera ha sido pensada como refugio y es su remanso de paz. Tiene un inmenso jardín abierto al mar, piscina y vistas privilegiadas al Coto de Doñana y a la desembocadura del río Guadalquivir. Cada miembro de la familia ha encontrado allí su rincón y en cuanto pueden, se escapan a este paraíso en la costa.
Carlos Herrera tiene un gran jardín en su casa de Cádiz
La decoración ha llamado poderosamente la atención: Con toques mediterráneos y estilo rústico, predomina el blanco y la madera. Hay lujo, pero silencioso.
El jardín está lleno de zonas habilitadas como comedores: Se han instalado múltiples mesas y sofás. La explicación es sencilla: la casa es enorme, el jardín inmenso. Les encanta recibir a amigos y familiares.

Desde el jardín se observa mejor la estructura. La casa tiene tres plantas, una gran terraza superior y un porche trasero que conecta con el interior. Ese porche ha sido decorado con toldos verdes y muchas plantas en macetas grandes y se ha convertido en zona de descanso y comedor.
En la casa de Cádiz de Carlos Herrera hay una enorme piscina
El césped natural ha sido cuidado con esmero y la piscina resalta por su tamaño. Junto a ella, hay una cama balinesa y varias zonas sombreadas con estructuras de cañizo. En otro lateral, se ha colocado otra cama balinesa, aún más grande, con cortinas vaporosas.

En medio del jardín hay varias mesas y sillas para grandes reuniones. La vegetación ha sido cuidada al detalle y en los bordes que dan al mar, se han colocado jardineras con flores coloridas. Desde allí, las vistas al Coto de Doñana y al río han sido simplemente espectaculares.
También se ha distinguido una pérgola con techo de cañizo y bajo ella, se ha instalado una gran zona chill out. Allí descansa Carlos Herrera cada vez que va a Cádiz. La imagen ha sido idílica y la mansión ha vuelto a convertirse en el refugio de los Herrera Montero.