La monarquía británica, una fuente inagotable de titulares y controversias, vuelve a estar en el centro del huracán. Cuando parecía que las aguas se estaban calmando un poco tras años de tensiones, un secreto celosamente guardado por la difunta Isabel II ha salido a la luz, sacudiendo los cimientos de Buckingham Palace. Una revelación que no solo reescribe un capítulo clave en la historia del "Megxit", sino que también explica por qué la reconciliación familiar parece, a día de hoy, una utopía.
Lejos de ser un mero rumor, esta información proviene de una fuente detallada y rigurosa. La escritora y experta en casas reales, Concha Calleja, desvela en su libro La maldición de los Windsor un episodio hasta ahora desconocido que lo cambia todo. Se trata de una promesa, un pacto íntimo entre una abuela y su nieto, que ofrecía una salida de emergencia al Príncipe Harry y a Meghan Markle.
El pacto secreto de Windsor: la puerta abierta que Isabel II dejó a su nieto
Para entender la magnitud de esta revelación, debemos retroceder al momento más convulso de la historia reciente de los Windsor: la abrupta salida de los duques de Sussex de la Familia Real.

Según narra Calleja, antes de que Harry y Meghan hicieran las maletas rumbo a Estados Unidos, la reina Isabel II mantuvo un almuerzo privado con su nieto en Windsor. En aquella conversación, la monarca, mostrando una empatía que iba más allá de su rol institucional, le ofreció a Harry un salvoconducto.
No se trataba de una simple bendición para su nueva vida, sino de una garantía explícita. La reina le aseguró que las puertas de "La Firma" permanecerían siempre abiertas para él y su esposa. Si en algún momento se arrepentían o las cosas no salían como esperaban, podrían regresar.
El objetivo principal de Isabel II era proteger a la pareja, especialmente a Meghan, para evitar a toda costa que la historia se repitiera y la duquesa sufriera un acoso similar al que padeció Lady Di. La soberana propició su marcha, pero con un billete de vuelta asegurado en el bolsillo.

Un trono, un funeral y un acuerdo roto: la llegada de Carlos III lo cambió todo
Durante un tiempo, se llegó a hablar de un período de prueba de doce meses para que los Sussex reconsideraran su decisión. "Se les ha dejado muy claro que podrán regresar si quieren, cuando estén listos", publicaban algunos medios británicos por aquel entonces, haciéndose eco de la voluntad de la reina. Sin embargo, un acontecimiento inesperado dinamitó ese puente de regreso: la muerte de Isabel II el 8 de septiembre de 2022.
El fallecimiento de la soberana no solo sumió al Reino Unido en un profundo luto, sino que dejó a Harry y Meghan en tierra de nadie. Su funeral, que reunió a toda la familia, fue visto como la última oportunidad para una reconciliación que nunca llegó.
Con la ascensión al trono de Carlos III, las reglas del juego cambiaron drásticamente. Aquel pacto de Windsor, un acuerdo verbal y personal entre abuela y nieto, perdió toda su validez.

Fuentes cercanas a Buckingham Palace confirman que el nuevo rey no comparte la misma visión flexible que su madre. La promesa de Isabel II murió con ella. El apoyo incondicional y la garantía de que "siempre serían bienvenidos" se esfumaron, dando paso a una postura mucho más rígida por parte del nuevo monarca. La situación actual, con una brecha familiar que parece insalvable, es la consecuencia directa de aquel acuerdo roto.
A día de hoy, los duques de Sussex han asumido que un regreso a la vida real británica es inviable. La reina les facilitó la salida, pero el destino le impidió cumplir su promesa de facilitarles la vuelta. No obstante, algunas informaciones apuntan a que se estaría gestando una negociación. Aunque nada será inminente, todo requiere tiempo y paciencia.