La distancia y las diferencias no eliminan el vínculo de sangre. A pesar de los conflictos familiares entre el príncipe Harry y la Casa Real británica, hay una figura que sigue preocupándole por encima de todo: su padre, el rey Carlos III.
Desde que el monarca anunció que padece cáncer, la incertidumbre sobre su estado ha estado presente tanto en Inglaterra como más allá de sus fronteras. Especialmente para su hijo menor, que, aunque ha tomado caminos distintos, sigue muy pendiente de su evolución.

El príncipe Harry ya puede respirar tranquilo
En este contexto de silencio institucional, donde el palacio de Buckingham ha ofrecido muy poca información sobre la enfermedad, las últimas palabras del soberano han supuesto un soplo de alivio. De hecho, su inesperada confesión ha arrojado algo de luz.
Carlos III, de 76 años, sorprendió recientemente a los ciudadanos de Bury St. Edmunds durante un acto oficial celebrado en Suffolk. Allí, de manera espontánea, mantuvo una conversación con un asistente al evento que también había pasado por un proceso oncológico.

"Le pregunté cómo estaba y me dijo que se sentía mucho mejor", relató el ciudadano, que quedó impactado por la cercanía del monarca. El hombre también compartió su experiencia personal con el cáncer, lo que llevó al rey a interesarse por su salud:
"Me preguntó cómo estaba y le dije ‘bien’, me dieron el alta el año pasado". Estas palabras, aunque breves, marcan un antes y un después en la percepción pública sobre la evolución de Carlos III.
Hasta ahora, el palacio había mantenido un tono muy prudente, sin detallar ni el tipo de cáncer ni el tratamiento exacto. De hecho, ni siquiera se ha revelado la localización del tumor. La confesión del rey, sin embargo, apunta a una mejoría significativa y ofrece esperanza a su familia.

Carlos III da un mensaje alentador sobre su estado de salud
Ya el pasado abril, durante una recepción en Buckingham para agradecer la labor de quienes apoyan a pacientes oncológicos, Carlos III ya se había sincerado. De esta manera, calificó el diagnóstico como "desalentador y, a veces, aterrador".
No obstante, destacó que "los momentos más oscuros de la enfermedad pueden verse iluminados por la mayor compasión". Sin duda, noticias así permiten que incluso desde California, el príncipe Harry pueda respirar con algo más de tranquilidad.