La reciente visita de los príncipes de Gales a Balmoral ha dejado un gesto inesperado del príncipe George, que ha despertado desconcierto en Buckingham Palace. La familia acudió unida al servicio dominical en Crathie Kirk, y lo que parecía una imagen rutinaria se convirtió en motivo de debate por una decisión que rompe con viejas tradiciones.
En el trayecto hasta la iglesia, los Windsor mostraron una imagen de unidad y serenidad, pero un detalle no pasó desapercibido. Kate Middleton sonreía desde el asiento delantero, mientras Guillermo conducía con gesto calmado y sus tres hijos ocupaban la parte trasera. ¿Qué ocurrió exactamente en ese viaje que ha levantado tanto revuelo dentro de la Casa Real?

El príncipe George rompe una norma real al viajar junto a su padre Guillermo
Cada verano, la Familia Real británica se reúne en Escocia para mantener vivas las costumbres que Isabel II instauró en Balmoral. El rey Carlos III y la reina Camila, junto a la princesa Ana, acompañaron a los príncipes de Gales en esta liturgia tan simbólica.
La iglesia de Crathie Kirk, situada a escasos metros del castillo, ha sido durante décadas escenario de estas apariciones que transmiten cercanía y tradición. Kate Middleton ofreció una imagen de serenidad y elegancia en el asiento del copiloto.
Los tres hijos, George, Charlotte y Louis, vestían coordinados, reforzando esa estampa de unidad que tanto cuidan los príncipes. Sin embargo, detrás de esa estampa, la llegada de los príncipes de Gales y sus hijos incluyó un detalle que remueve uno de los protocolos más antiguos de la monarquía.
Lo que llamó la atención en Balmoral fue la presencia del príncipe George en el mismo coche que su padre. Según una norma histórica, el heredero al trono no debería viajar en el mismo vehículo que su primogénito, para evitar riesgos en caso de accidente.
Este protocolo se ha mantenido durante generaciones desde que la reina Isabel II lo instauró con el objetivo de proteger la línea de sucesión. Así lo recuerda el diario The Telegraph, que señala que "la decisión de que viajen juntos corresponde siempre al monarca reinante". En este caso, el rey Carlos III habría dado permiso, pero el gesto igualmente ha sorprendido en Buckingham Palace.
Aunque la regla ha sido flexibilizada en ocasiones recientes, ver a Guillermo y George juntos en el mismo trayecto ha generado debate sobre el futuro de estas medidas. ¿Debe la monarquía mantener costumbres que parecen propias de otra época o adaptarlas a un tiempo más moderno y flexible?
Una tradición marcada por la seguridad de la línea sucesoria
La razón detrás de esta restricción es clara: garantizar la continuidad de la monarquía ante cualquier eventualidad. En caso de accidente, la Casa Real busca evitar que dos herederos directos viajen juntos.
La propia Isabel II respetó esta norma de forma estricta durante décadas, evitando que Carlos y ella compartieran largos desplazamientos. Con el tiempo, la medida se relajó en circunstancias familiares o en trayectos cortos, pero siempre ha sido el rey quien toma la decisión final.

Hoy, en pleno siglo XXI, la aplicación de esta regla se convierte en símbolo de la tensión entre tradición y modernidad. Para muchos, el gesto refleja cómo Guillermo y Kate prefieren mostrarse como una familia unida, incluso a riesgo de romper una costumbre tan arraigada.
El gesto del príncipe George en Balmoral ha desconcertado a Buckingham Palace y reabierto un debate que trasciende lo anecdótico. Entre tradición y modernidad, la monarquía británica debe decidir qué normas son esenciales para su estabilidad y cuáles pueden adaptarse a los nuevos tiempos. Al fin y al cabo, cada gesto de sus herederos es un recordatorio de que el futuro del trono está en juego.