La reciente publicación de fotografías de la princesa Leonor en bikini durante su estancia en Montevideo ha generado un intenso debate en España. Estas imágenes, captadas el 6 de marzo en la playa de La Mulata, muestran a la heredera al trono disfrutando de un día de descanso junto a sus compañeros del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. La revista Diez Minutos adquirió y difundió estas fotografías, lo que ha suscitado diversas reacciones en el ámbito público y político.
Lo ocurrido
Durante una escala en Montevideo como parte de su formación militar a bordo del Juan Sebastián de Elcano, la princesa Leonor aprovechó un día libre para relajarse en la playa de La Mulata. Acompañada por aproximadamente 30 compañeros guardiamarinas, disfrutó del sol y el mar en un ambiente distendido. Posteriormente, asistieron a una recepción en la Embajada de España en Uruguay.

Las imágenes de este día fueron captadas por un paparazzi que, según informes, como el de El Nacional, inicialmente solicitó entre 150.000 y 200.000 euros por ellas. Tras negociaciones, la revista Diez Minutos las adquirió por una cifra que oscila entre 40.000 y 60.000 euros, según diferentes fuentes.
Declaraciones oficiales y reacciones
La publicación de estas fotografías ha provocado diversas reacciones en el ámbito político y social. La ministra de Igualdad, Ana Redondo, calificó la difusión de las imágenes como una "mirada machista hacia una mujer joven" y criticó el lucro obtenido a partir de ellas.
Por su parte, la Casa Real no ha emitido declaraciones oficiales al respecto. Sin embargo, fuentes cercanas indican que el rey Felipe VI estaría preocupado por la posible distracción que estas imágenes podrían generar respecto al compromiso y esfuerzo que la princesa Leonor está demostrando en su formación militar.
Además, la publicación ha reavivado el debate sobre la privacidad de los miembros de la familia real y los límites de la prensa en la cobertura de sus actividades personales. Mientras algunos defienden el derecho a la intimidad de la princesa, otros argumentan que, al encontrarse en un espacio público, las fotografías son legítimas.
Este episodio pone de manifiesto la tensión existente entre el interés público y el respeto a la privacidad de los miembros de la realeza, especialmente en una era donde la información y las imágenes se difunden rápidamente. La controversia también subraya la necesidad de un debate continuo sobre los límites éticos y legales en la cobertura mediática de figuras públicas.