Dos hombres de edad madura, uno con uniforme militar y el otro con traje y corbata, posan frente a un edificio histórico de fondo.

La petición desesperada de Juan Carlos I a Felipe VI

La petición está relacionada con sus últimos años de vida.

El rey emérito Juan Carlos I vuelve a ser protagonista, esta vez no por sus polémicas pasadas, sino por una súplica íntima y cargada de desesperación: quiere volver a España para morir en el lugar que fue su hogar y el símbolo de su reinado. Esta petición, cargada de emoción y gravedad, se produce en un contexto marcado por el aislamiento, el deterioro físico y una ruptura familiar que ya parece irreparable.

Un rey solo, enfermo y alejado de todo

Desde hace cinco años, Juan Carlos I reside en Abu Dabi. Se marchó de España en medio de una tormenta mediática y judicial, con la promesa de que su retirada facilitaría la estabilidad de la monarquía. Pero el exilio voluntario se ha convertido, en sus propias palabras, en un destierro.

En el Golfo Pérsico, aunque rodeado de lujos y comodidades, vive sin su familia, sin actos públicos y con muy pocas visitas. El tiempo, el silencio y la distancia han hecho mella. A sus 87 años, los problemas de salud se han acumulado. Las intervenciones quirúrgicas —más de una decena— en cadera y rodillas, el uso constante de una silla de ruedas, el dolor crónico por una artrosis avanzada… todo apunta a una vida marcada por la fragilidad. 

Un hombre en traje levanta la mano frente a un edificio mientras un emoji de enojo flota a su lado.
Juan Carlos I y un emoji de enfado por su fuga de España. | Casa Real, XCatalunya

La ruptura con Felipe VI

Pero quizás más doloroso que la enfermedad es la distancia con su hijo. Juan Carlos y Felipe VI no se hablan. La relación está rota, como también lo está la confianza institucional. Desde Zarzuela se guarda silencio, pero el mensaje es claro: el regreso del emérito no es deseado.

En parte por las polémicas que aún arrastra, y en parte por la nueva imagen de monarquía que Felipe intenta construir, sin herencias incómodas. Este silencio, para Juan Carlos I, es una forma de humillación. Él sigue convencido de que merece un reconocimiento por sus años al frente de la Corona, por haber pilotado la Transición y por su papel en la consolidación democrática.

Dos hombres mayores de traje conversando en un entorno de madera con sillas verdes.
Montaje con Juan Carlos I y Miguel Ángel Revilla. | Casa Real, XCatalunya, Canva de DenisKuvaev

Considera injusto su trato actual y está dispuesto a defender su honor incluso en los tribunales, como demuestra su demanda contra Miguel Ángel Revilla y su eterno conflicto con Corinna Larsen. El rey emérito no se rinde. En privado, ha expresado su deseo de publicar unas memorias este verano —posiblemente con la editorial Planeta— que podrían remover los cimientos de la historia reciente de España.

Pero más allá de eso, ha lanzado una advertencia a Zarzuela: si no recibe el permiso oficial para volver, lo hará de todas formas. Está decidido a morir en su país, con o sin la aprobación de su hijo.

La última voluntad del emérito

Lo más impactante, sin embargo, llega con su petición final: Juan Carlos I quiere ser enterrado en El Escorial, junto a sus padres, y tener un funeral de Estado como el que recibió la reina Isabel II. Pero ninguna de esas dos cosas está garantizada. Legalmente, ya no forma parte activa de la institución y la Cripta Real no tiene hueco para él.

Aún así, el antiguo monarca insiste: no pide homenajes, solo dignidad. Quiere cerrar su vida como la empezó: en España, y como Rey.