El nombre de Urdangarin vuelve a estar en el centro de todas las miradas y, esta vez, el foco no está solo en Iñaki. Los hijos del exduque de Palma han roto su silencio, mostrando una preocupación inesperada ante las últimas maniobras mediáticas de su padre. Tras meses alejados del ruido público y tras un divorcio que parecía haber marcado un antes y un después, el entorno de Iñaki Urdangarin vuelve a estar en tensión. Y todo, por una promesa que pende de un hilo y que podría resucitar los peores fantasmas de la familia Borbón.
Desde la exclusiva entrevista que ofreció hace unas semanas, donde el exyerno del rey Juan Carlos I presentó su nueva faceta como coach para ejecutivos, los rumores no han dejado de crecer en círculos cercanos a la realeza. Detrás de esa imagen de empresario renovado, surgen ahora las verdaderas dudas:
¿Está Iñaki dispuesto a volver a romper el silencio que tanto costó imponer tras su separación de la infanta Cristina? ¿O se trata de una jugada calculada para recordar a todos que, si quiere, aún tiene mucho que decir?

La entrevista que desató el miedo: posibles memorias "prohibidas"
Todo empezó como un simple movimiento empresarial. La intención de Urdangarin era presentarse como un hombre nuevo, centrado en el mundo del coaching, un sector donde las figuras públicas con pasado polémico suelen encontrar refugio. Sin embargo, su aparición pública no fue inocente para los ojos de quienes conocen la historia reciente de la Casa Real. Muchos recordaron, casi de inmediato, la norma de oro que pactó con la infanta Cristina: silencio absoluto a cambio de una vida acomodada y alejada del escándalo.
Según expertos en la crónica social y periodistas como Juan Luis Galiacho, la historia tiene mucha más profundidad de la que parece. Desde su paso por prisión, Iñaki habría estado redactando unas memorias cargadas de episodios incómodos, no solo sobre el caso Nóos y su relación con Cristina, sino también sobre los secretos de Zarzuela y la relación, en ocasiones tensa, con Juan Carlos I. Este material inédito habría servido de moneda de cambio para asegurar su futuro económico y, a la vez, mantener bajo presión a toda la familia real.
En ese pacto silencioso, la condición era clara: ni un solo detalle vería la luz mientras la calma reinara. Pero la reciente entrevista ha encendido todas las alarmas, especialmente en Zarzuela, donde temen que un simple desliz pueda provocar la publicación de ese libro que muchos han intentado enterrar.

Sus hijos entran en escena
En este contexto de creciente tensión, los hijos de Iñaki Urdangarin han dado un paso al frente. Juan, Pablo, Miguel e Irene, que durante el divorcio defendieron públicamente a su padre, han cambiado el tono en privado. Según fuentes cercanas al entorno familiar, los cuatro han pedido de manera directa y contundente a su padre que no publique las memorias. El objetivo es evitar que el apellido vuelva a llenar titulares por motivos que poco tienen que ver con su día a día.
Pero su petición va más allá de un simple ruego: han insistido en que se revisen o incluso se eliminen capítulos que puedan dañar la imagen de su abuelo, el rey emérito, así como la de otros miembros de la familia. Temen que una sola frase fuera de lugar reabra heridas que aún no han cicatrizado. La presión ha sido tal que, por el momento, Urdangarin ha asegurado a sus allegados que, si finalmente publica un libro, se centrará en sus vivencias personales y en su trayectoria profesional, dejando al margen cualquier polémica relacionada con la Casa Real.
No obstante, el temor no desaparece. Las memorias existen, están redactadas y, según se comenta en círculos editoriales, podrían ver la luz si Iñaki siente que su acuerdo ha sido traicionado o que su estabilidad vuelve a peligrar.

Posible traición a la Casa Real
En la Casa Real y en todo el entorno Borbón, la preocupación es palpable. Las relaciones, ya frágiles, entre Iñaki y Felipe VI parecen irreparables. De la cordialidad de otros tiempos se ha pasado a la desconfianza y el recelo. En este ambiente, la actitud de los hijos de Iñaki resulta más comprensible: quieren proteger no solo la reputación familiar, sino también a su padre de sí mismo y de sus posibles impulsos.
Por ahora, la amenaza sigue latente y el acuerdo de silencio se mantiene, aunque cada nuevo movimiento de Urdangarin es analizado al detalle en Zarzuela. Los próximos meses serán clave para saber si la calma es real o solo un espejismo antes de una nueva tormenta mediática.
El caso Urdangarin demuestra que en la Casa Real los fantasmas del pasado nunca desaparecen del todo. Solo queda por ver si la petición de sus hijos logrará evitar una nueva oleada de escándalos o si, una vez más, los secretos saldrán a la luz cuando menos se lo esperan.