En un giro inesperado que ha sacudido los cimientos de la Casa Real, María Dolores Ocaña Madrid, secretaria personal de la Reina Letizia, ha anunciado su renuncia al cargo que ocupaba desde abril de 2024. La decisión, atribuida a "razones sobrevenidas del ámbito familiar y personal", ha generado sorpresa y tristeza tanto en el entorno de Zarzuela como en la propia monarca.
Cambios importantes en la Casa Real
María Ocaña, abogada del Estado con una destacada trayectoria en diversos ministerios, fue la primera mujer en asumir la jefatura de la Secretaría de la Reina desde la reinstauración de la monarquía. Su nombramiento coincidió con una etapa de renovación en la Casa del Rey, marcada por la llegada de Camilo Villarino como nuevo jefe de la institución.
Durante los 14 meses que desempeñó su función, Ocaña se convirtió en una presencia constante al lado de la Reina, acompañándola en actos oficiales y asesorándola en la gestión de su agenda. Su profesionalidad y discreción le valieron el respeto y la confianza de Letizia, con quien compartía una evidente complicidad.

Una despedida con mucha emoción
La renuncia de Ocaña, que se hará efectiva a finales de julio, ha sido comunicada como una decisión personal motivada por circunstancias familiares imprevistas. Aunque los detalles no se han hecho públicos, fuentes cercanas aseguran que la Reina ha recibido la noticia con tristeza, comprendiendo y respetando los motivos de su colaboradora.
El último acto oficial de Ocaña junto a la Reina está previsto para el 3 de agosto en Palma, durante la clausura del Atlàntida Mallorca Film Fest. Hasta entonces, continuará colaborando en la transición y en la búsqueda de su sucesor, en un proceso que ya ha comenzado bajo la supervisión de la Casa del Rey.
La echarán de menos
La marcha de María Ocaña deja un vacío significativo en el equipo de la Reina. Su labor ha sido fundamental en la modernización de la institución y en la proyección de una imagen cercana y comprometida de Letizia. Entre sus responsabilidades, destacó la coordinación de la agenda oficial de la infanta Sofía en su debut en solitario, un hito en la preparación de la heredera.

La relación entre Ocaña y la Reina trascendía lo profesional. Ambas compartían momentos de complicidad, como aquel en que Letizia ofreció su paraguas a su secretaria durante un acto bajo la lluvia, gesto que captó la atención de los medios y simbolizó la cercanía entre ambas.
Letizia se queda sola
La salida de María Ocaña marca el fin de una etapa en la Casa Real, caracterizada por la profesionalidad y la discreción. Su legado perdurará en la memoria de quienes valoran una monarquía moderna y cercana. Ahora, la atención se centra en quién será su sucesor y cómo se mantendrá la línea de trabajo que Ocaña ayudó a consolidar.
Ante este nuevo escenario, la pregunta que se hacen los monárquicos es clara y evidente. ¿Será posible encontrar una figura que combine la experiencia, la discreción y la cercanía que definieron a María Ocaña? El tiempo lo dirá.